Uno se divide en dos: Internet.

Por Albert Castañé

¿Sufre el individuo de alienación consigo mismo al ser en Internet?, ¿de qué manera puede uno estar en contradicción consigo mismo al tener un perfil en la red y ser otro fuera de ella? Voy a intentar dar unas cuantas notas al respecto de esta temática.

La concepción (en mi caso la recibí de Zizek) de que en Internet podemos ser todo aquello que no podemos ser fuera por limitaciones varias tiene bastante peso y es una interpretación sólida del posible papel social de aquél. Pero si esto es así, y en Internet podemos desarrollarnos con más plenitud, ¿no se genera pues una disociación entre lo que somos en el mundo cibernético y entre lo que somos en el mundo material? En efecto, así puede llegar a ser: si en nuestras vidas no somos sujetos plenos, realizados, con proyecciones efectivas, es muy fácil que en el mundo ideal de la red podamos mostrarnos como tales. Esto significa algo bastante grave, y es que, si nos disociamos de tal manera, nuestro ser en las redes sociales y demás podría acabar esclavizando a nuestro ser real en el mundo. ¿La idea domina a la materia? No, en absoluto es idealismo, se trata de lo mismo que la alienación religiosa: los creyentes disponen su suerte a un ente supuestamente por encima de ellos, alejado de su existencia, y confían en él para tener una existencia más satisfactoria. Desconocen, pues, que esa divinidad es mucho más cercana de lo que creen y que no es más que una proyección ideal de ellos mismos. De igual forma, un Dasein que viva de manera impropia, arrojado al mundo, sin conocimiento efectivo de sí mismo ni de su mundo, puede caer en el mundo idealizado de Internet y desarrollarse ahí de manera tal como quisiera en su verdadera existencia.

Mas, no es necesaria tener unas condiciones materiales despreciables para disociarse de tal manera: al igual que en la alienación económica la burguesía también se siente abandonada por lo que otros hacen (los proletarios), también aquí el capitalista o el que está en pleno bienestar puede enajenarse de sí mismo y sentirse realizado en una instancia irreal como es la plaza web. Al crearse el sujeto real un perfil en una o varias redes sociales, éste se ve cada vez más integrado en tal mundo: interactúa con otros, comparte momentos, participa para con otros usuarios, y otras tantas posibilidades a hacer entre las que se nos ofrecen. Así, si no existe una base material para tales relaciones (amistad efectiva y material con los demás sujetos, por ejemplo, además de la vinculación necesaria entre lo que hacemos en Internet y lo que hacemos fuera) cabe la posibilidad de que nuestro ser en las redes se vuelva autónomo y sea otro completamente distinto del que somos en realidad: es decir, que lo que no podemos ser en el mundo material por las limitaciones de las que habla Zizek, se vuelva realmente un sujeto por encima de nosotros al que nos debemos, ya que es el que verdaderamente quisiéramos ser.

Pudiera parecer algo absurdo en tanto que ese individuo en Internet somos realmente nosotros mismos pero con las proyecciones que deseamos hechas efectivas; el problema es que ocurre lo mismo con la creencia en los dioses, ya que, como ya hemos dicho, las producciones ideales religiosas son nuestros deseos no realizados, sino, nuestros pensamientos de poder, superioridad, omnipotencia… lo mismo ocurre con el sujeto en el que nos podemos convertir en Internet si no contamos con la vinculación necesaria entre nuestro ser real y nuestro ser ideal. Y, el hecho de mostrar, por poner un ejemplo, que hacemos o como vivimos en nuestras vidas y subirlo a la red, no implica el romper esa posible división entre ambas instancias: incluso puede reforzarla si creemos que en Internet tiene algún valor pues recibimos ‘X’ Me gusta o comentarios de otros individuos, pero las consideramos insustanciales en su verdadera existencia material.

Si lo expuesto es correcto, y existe tal disociación, ésta se sumaría al resto de alienaciones existentes en el capitalismo y en la sociedad de clases, en las que nos vemos arrojados a fuerzas externas a nosotros y a las que nos sometemos, aunque no sean más que producciones de los seres humanos mismos. Los Dasein pues se dividen en dos, teniendo un perfil realmente existente y un perfil idealmente existente, y en la que ambos se contradicen dialécticamente, uno imbuye al otro y viceversa, aunque, obviamente, sea el material el que permita y influencie de manera primitiva al perfil ideal y al que podemos acabar sometiéndonos.

¿Tal alienación tiene origen en el capitalismo? No necesariamente, es decir, aunque si bien es cierto que gran parte de las problemáticas humanas que surgen en los individuos son de causa económica (depresión, por ejemplo), no todas las causas de esas disociaciones se deben encontrar en la sociedad de clases. Creo que es esta alienación una bastante autónoma con respecto a la sociedad clasista, pues en realidad, la manera de superarla consiste en la clara vinculación, como ya hemos expuesto, entre el ser real y el ser ideal, que si bien ambos pueden estar imbuidos por las limitaciones que nos imponen las condiciones económicas, no siempre deben ser por tales causas. Pueden ser de índole psicológica, por ejemplo, una persona con timidez puede verse realizada en Internet y esa condición puede no ser superada en una sociedad sin clases (sin contar que tal persona quiera superar tal situación o no).

Cabe apuntar que tal posible alienación no es un fenómeno por norma general, pudiera ocurrir o no, y son muchas las variables que pudieran provocar (o impedir) el surgimiento de tal disociación: la importancia que concedemos a las redes sociales, las metas que tenemos, nuestras particularidades humanas, preocupaciones, situación económica, o incluso si somos creyentes o no. Pero dado que las nuevas generaciones nacemos ya con un móvil en la manopudiera ser una división subjetiva que se acrecentara en el futuro y con mucha más fuerza, observando algunas tecnologías que están saliendo ahora, como la realidad virtual, herramienta que permite vivir directamente en otros mundos.