Lucía Lijtmaer (2019), Ofendiditos. Sobre la criminalización de la protesta, Barcelona: Anagrama.

Este es un ensayo de actualidad. De actualidad y sobre las corrientes de fondo. Centrándose en argumentos oídos en los medios Lucía Lijtmaer va a buscar el origen y lo que queda a la sombra cuando se debate hoy en día sobre libertad de expresión. A través de una serie de preguntas, el ensayo va desenrollando la cuestión. ¿Nos invade una oleada de neopuritanismo? ¿Se instaura el triunfo de la corrección política? ¿Asistimos a un cambio de paradigma moral, al triunfo de la censura y la autocensura? ¿O acaso lo que se está produciendo es una descalificación y hasta criminalización de la protesta?

Así, a medida que va exponiendo el recorrido de estas acusaciones, este libro explora las verdaderas amenazas a la libertad de expresión, que no vienen de minorías, feministas u ofendidos, sino del poder político y legislativo. Porque señalar despectivamente al ofendidito no hace sino criminalizar su derecho, nuestro derecho como sociedad, a la protesta.

Luciana Cadahia (2019), El círculo mágico del Estado, Populismo, feminismo y antagonismo, Madrid: Lengua de Trapo.

Probablemente este sea uno de los libros más vanguardistas de este año en lo que se refiere a la teoría política ya que Cadahia plantea en este libro una antología de temáticas con que abordar lo nacional-popular y sus distintos vértices. De este modo, en consonancia con los renovados debates entre populismo, republicanismo y feminismo Cadahia plantea una confluencia intelectual para problematizar el derecho, el Estado y lo estatal, lo popular y lo nacional y la relación entre lo femenino y lo masculino.

Además, Cadahia realiza un rescate de Hegel a la hora de analizar la sensibilidad en el deseo y la estética en la determinación de aquello público y privado. Elementos presentados como dados en concepciones juridicistas e institucionalistas. Cadahia saca a la luz el carácter político y afectivo de lo público y lo privado con la figura de Antígona o aquella mirada desde la cual “la política se vuelve un campo de disputa, un lugar de trabajo donde siempre habrá algo opaco a partir de lo cual girará la acción”.

Junto a la restauración de Hegel encontramos la propuesta de un método de análisis inspirado en la caza como una forma de narrativa a la búsqueda de una presa, de una cosa ausente, como el cazador que tiene que construir una historia a partir de los indicios de lo ausente, la presa. Una forma de análisis que cuestiona los cierres identitarios y los antagonismos esencialistas.

Elemento que se coagula con la presentación de René Zavaleta Mercado, uno de los marxistas latinoamericanos más importantes, que se ocupa de; la noción de crisis “como una forma de conocimiento donde sale a la luz ese fondo que permanece opaco en momentos de normalidad” y la noción de abigarramiento para pensar también la forma de la unidad de lo diverso en sociedades que como en Bolivia se dan múltiples formas culturales fragmentadas. En dónde la presencia de la paradoja señorial de Hegel, o la mirada prepotente de un amo, instiga el sentimiento de inferioridad cultural en el siervo. La autodeterminación, esa pulsión nacional-popular, sería ese anhelo de autonomía y soberanía que podría romper las reglas del juego señorial.

Por último, el libro se acompaña de un conjunto de capítulos que contribuyen a establecer una genealogía del pensamiento emancipador a ambos lados del atlántico a partir de las virtudes y los debates comunes de Gramsci, Mariátegui, De Martino y Haya de la Torre.

Marco Grispigni (2018). El poder está en la calle. Violencia y movimientos sociopolíticos en el largo 68 italiano. Madrid: laovejaroja.

El poder está en la calle. Violencia y movimientos sociopolíticos en el largo 68 italiano es uno de esos libros que te abre la puerta a un mundo que, probablemente, lejos de los entornos militantes, es completamente desconocido. Narra la historia de aquellos años del plomo italianos en un juego de espejos con el contexto sociopolítico francés de los años 60. El objetivo del libro es el de desvelar qué es lo que hace del largo 68 italiano una anomalía en una década marcada por las revueltas en diferentes países del mundo. El autor va más allá de los estériles relatos maniqueos y se sumerge en el conflicto para abordarlo en toda su complejidad, teniendo como punto de partida -y de inflexión- el día 12 de diciembre de 1969.

Naiara Puertas (2019), Al menos tienes trabajo, Valencia: Antipersona.

Naiara Puertas, para los que la conocimos en Twitter, Domingos en Chandal, ha escrito un libro reflexionando sobre el trabajo y sus mutaciones en un mundo que va hacia la hipermercantilización. A través de la frase de su título, que hemos escuchado muchas veces, indaga cómo es concebido el trabajo en nuestra sociedad. ¿Por qué a pesar de la evidente precarización de las condiciones de vida siempre hay alguien dispuesto a recordarte que debes estar agradecido por tener trabajo?¿Qué tenemos que agradecer exactamente? ¿Las jornadas interminables, la imposibilidad de cuidar a las personas que nos rodean, las enfermedades laborales, los accidentes, las muertes?

Al menos tienes trabajo radiografía el mercado laboral a través de una variada y copiosa cantidad de referencias al presente y se cuestiona si es el momento de hacernos otras preguntas. De empezar a pensar para qué y por qué trabajamos y no solo cómo lo hacemos. A pensar el trabajo en relación a su papel en la sociedad.

Ramón Máiz (2018), Nacionalismo y federalismo: una aproximación desde la teoría política, Madrid: Siglo XXI España.

Máiz plantea en este libro una aproximación a las dos principales concepciones de la nación como sujeto político moderno: la primera de ellas enuncia la nación como un sujeto monista, esto es, la nación como un nosotros monocultural, frente a esta concepción romántica se opone una alternativa federal que piensa en el pacto como cimiento del pluralismo cultural e institucional. Esta opción se funda en la tradición republicana y federalista, de ahí la calificación de federalismo plurinacional, y tiene en el vínculo federativo la forma con que asociar un conjunto tan diverso como los Estados Unidos. Y por este motivo, Máiz establece una sucesión de capítulos que abordan debates intelectuales clave de la tradición republicana; desde Sieyes hasta los debates de los founding fathers estadounidenses pasando por la rica reflexión austromarxista sobre la factibilidad de la autodeterminación como autogobierno así como del pensamiento político de uno de los teóricos europeos más importantes sobre el federalismo plurinacional, Pi i Margall.

Asimismo Máiz dedica un capítulo a las cortes de Cádiz dado que nacionalizan esa concepción monista de la nación si bien hoy se presente como “un mito fundacional de los orígenes de una nación española moderna y liberal”. Por el contrario, las cortes alumbran una nación corporativa de raigambre católica, no de ciudadanos sino de feligreses, centralista y furibundamente antifederal: “no aspiraría a ser tomado por liberal si no quisiera acabar para siempre con el federalismo” diría uno de los principales constituyentes, Agustín de Argüelles. Frente a este liberalismo decimonónico español el republicanismo, encarnado en Pi i Margall, presentará un orden fundado en la libertad sin dominación y en el orden republicano federal con tal de dar lugar a la “unidad en la variedad, rechazando la uniformidad”.

El libro de Máiz tiene por ello una actualidad política e intelectual más que notable y tiene el mérito de reconstruir teóricamente al federalismo como un vínculo político e institucional que nada tiene que ver con la “descentralización administrativa”. A la vez que encuadra el federalismo en un marco republicano opuesto al unitarismo y al centralismo político.

De este modo los embates teóricos del federalismo republicano al estar situados históricamente contribuyen a que Máiz consiga su objetivo; establecer una tradición intelectual cuya apuesta por un sujeto político fundado en el pacto, la inclusión, define un nosotros nacional surgido de la federación, y asociación, de voluntades diversas.

Terry Eagleton (2011), Por qué Marx tenía razón, Península, Barcelona.

El autor inglés Terry Eagleton nos ofrece, en esta obra, una lectura para tratar de romper con los estereotipos con los que se califican la obra de Karl Marx. En ella, el autor trata capitulo por capitulo las principales objeciones echas al pensador alemán, donde trata temas como el determinismo, el economicismo o el papel de el Estado. Eagleton con un tono extremadamente ameno humaniza al personaje de Marx, provocando así que esta sea una buena obra de divulgación y una lectura muy recomendable si lo que queremos es alejarnos de las profundidades académicas del marxismo.

Emmanuel Carrère (1999), El Adversario, Anagrama, Barcelona. 

Un libro escrito de forma salteada, con cierta confusión y una visible tensión en su propia narración que, sin embargo, resulta en una obra corta, sobria y efectiva. El relato del asesinato múltiple perpetrado por Jean-Claude Romand supuso el inicio de una gran trayectoria en la literatura de no-ficción de Carrère -ya que empezó a escribir este relato antes de ponerse con su magnífica biografía de Phillip K. Dick, aunque la publicación de El Adversario se retrasarse varios años más-, y que hace a esta obra tanto un punto fundamental en su trayectoria literaria como uno de los mejores lugares desde dónde empezar a abordar su bibliografía. 

En una reseña reciente de The New York Times se apuntaba el cómo en El Adversario (y como el autor hará también, posteriormente, a En Vidas Ajenas o en la famosa Limónov), Carrère utiliza el yo “como un vehículo para llegar al otro”, presentándonos una perspectiva donde las dudas que incumben a la primera persona reflejan, a su vez, las que ocupan su propio objeto narrativo. Este mismo movimiento que deja reposar un gran peso en el narrador (que pesa no solo por su propio yo, sino también por el otro) presenta, a su vez, una clara distinción de lo simbólico, lo que le termina recordando a uno la tesis que Lacan presentó en su comentario sobre “La Carta Robada” de Edgar Allan Poe: que la determinación fundamental del sujeto siempre descansa sobre el recorrido de un significante. 

En suma: una lectura corta, ágil y cautivante que, más que suponer un breve olvido de la ola de calor de este agosto, puede despertar un nuevo interés en la fantástica obra literaria de Carrère. 

Manuel Vázquez Montalbán (1990), Galíndez, Seix Barral, Barcelona.

Galíndez se centra en un episodio real, particularmente dramático y oscuro de nuestra historia: la desaparición en 1956 de Jesús de Galíndez, quien fue representante del Gobierno vasco en el exilio ante el Departamento de Estado norteamericano. Galíndez fue secuestrado, torturado y asesinado en la República Dominicana por orden de Rafael Leónidas Trujillo. Este libro es una eficacísima mezcla de novela política y thriller histórico en cuya trama confluyen el universo del exilio español tras la Guerra Civil, las dictaduras caribeñas y el submundo de los servicios de inteligencia. Vázquez Montalbán narra alternando dos tiempos históricos –la época de Galíndez y el presente desde el que una estudiante norteamericana investiga los hechos–, y entre sus méritos destaca la construcción de un personaje complejo, enigmático, contradictorio y resbaladizo. El itinerario de la investigadora, paralelo a la recreación novelesca de la historia de Galíndez, terminará por confluir con ella bajo el signo del idealismo inerme en un mundo en el que la depredación, la barbarie y la venalidad sólo permiten a quienes no participan de ellas elegir el papel de víctima sentenciada de antemano a la eliminación. Hay otros dos aspectos que dan a esta obra una enorme relevancia: por un lado es un libro clave en la consagración de Manuel Vázquez Montalbán como gran novelista más allá de la popular serie policiaca de Pepe Carvalho, y por el otro, con su mezcla de investigación periodística y ficción narrativa, fue pionera en nuestra literatura del fructífero género híbrido por el que después han transitado otros muchos escritores.