Por Iván Álvarez (@Petrovich_OVD)

Anónimas. La escritura silenciosa de las mujeres es el primer libro publicado por Raquel Presumido, comunicadora audiovisual, guionista y militante feminista asturiana. Publicado por la editorial independiente ANTIPERSONA, y prologado por la escritora Silvia Nanclares, estamos ante una obra que, en apenas 100 páginas, nos presenta cuatro figuras destacadas: la mujer eclipsada por el genio literario masculino, la secretaria cosificada, la autora anónima y la autora censurada. La obra pone el foco de interés en las desconocidas, las autoras ocultas y las mujeres que quedan en los márgenes de un marco sociocultural androcéntrico y un canon literario eminentemente masculino. La denuncia y la reivindicación se integran en este ensayo corto pero a la vez extensivo, dada la cantidad de cuestiones que aborda.

La obra pone el foco de interés en las desconocidas, las autoras ocultas y las mujeres que quedan en los márgenes de un marco sociocultural androcéntrico y un canon literario eminentemente masculino.

A lo largo de la obra discurre el hilo fundamental de la importancia de la representación, no solo cuantitativa, sino también cualitativa, de las mujeres en el cine, la literatura y la educación. La autora nos recuerda que «esta representación es decisiva a la hora de formar los comportamientos de las mujeres, que se han visto abocadas a cumplir con los estereotipos de género que se les ha impuesto para no ser marginadas». Estereotipos en el cine, en la literatura, en las series o en el imaginario popular. Se nos presentan ejemplos claros, como el de las secretarias, convertidas en objeto de deseo sexual y cosificadas como mera decoración de oficina. Figuras profesionales de gran relevancia que, sin embargo, continúan subestimadas e infravaloradas. Se nos recuerda, aprovechando la ocasión, que no es en absoluto difícil hoy día encontrar ofertas de empleo dirigidas a trabajadoras que deben cumplir con ciertos requisitos, como tener «buena presencia». Representación también analizada en las series y el cine, donde las mujeres a menudo aparecen como complemento o fastidio para los protagonistas varones: la suegra, la novia, la vecina cotilla, la bruja, la madre cargante o la chica trofeo del protagonista.

Pero el núcleo del libro se encuentra en la escritura. Como decíamos inicialmente, la autora nos presenta la historia de las mujeres eclipsadas por un genio reconocible. Mujeres casadas y ligadas a los grandes literatos, como Juan Ramón Jiménez o Lev Tolstói; mujeres para las que «la etiqueta de “musa” se queda tremendamente corta», pues ejercían como secretarias, correctoras o traductoras para los hombres con los que convivían. Mujeres cuyo drama no es solo vivir relegadas a ese papel, sino también la renuncia a desarrollar el propio talento o una vida más satisfactoria en pos de sostener, a veces económicamente, al genio masculino que acaba ocupando los libros de historia y los hitos de la Literatura Universal. Raquel Presumido no solo nos muestra a la figura, nos da nombres y apellidos. Las vidas de Sofía Behrs, Zenobia Camprubí o Vera Slónim son recuperadas para quien lee, y sintetizadas en un esfuerzo en absoluto sencillo, lo que también da mérito al texto.

Mujeres cuyo drama es también la renuncia a desarrollar el propio talento o una vida más satisfactoria en pos de sostener, a veces económicamente, al genio masculino que acaba ocupando los libros de historia y los hitos de la Literatura Universal.

Son también recuperadas las vidas de aquellas mujeres que, en un contexto intelectual aún más androcéntrico que el actual, debían escribir bajo seudónimo u ocultando su nombre completo. Desde el anonimato escribieron Aurore Dupin, Concepción Arenal, Louisa May Alcott o, por decir un caso más reciente, Joanne Rowling. Centenares de mujeres que fueron objeto del sempiterno «desprecio hacia las cualidades intelectuales en la mujer y la consideración de que no tenía nada interesante que contar». El capítulo final estaría dedicado a las María Lejárraga, Sidonie-Gabrielle Colette, Violette Leduc o Sylvia Plath, ejemplos de mujeres «amordazadas», censuradas u obligadas a abandonar la escritura, cuyos méritos durante largo tiempo en ocasiones se atribuyeron a sus maridos y amantes.

Como veníamos diciendo, la obra manifiesta una denuncia, y nos brinda una breve exposición de las causas que edifican la situación recusada; a saber, causas históricas, económicas y culturales. Pero también tiene su lado reivindicativo; Anónimas es un libro feminista para alimentar e instruir una conciencia feminista, podría decirse inspirador, donde se pone nombre y apellido a mujeres desconocidas, a la par que se reflotan otras más reconocibles, pero contextualizándolas en un entorno intelectual y social cuanto menos escabroso para ellas.

La obra de Raquel Presumido es una excelente invitación a conocer a esa mitad de la humanidad que, como en otros ámbitos, está invisibilizada y silenciada.

La principal nota negativa, quizás la única reseñable para este libro, es su brevedad y la poca profundidad a la hora de abordar ciertas cuestiones. Algunos capítulos se cierran antes de empezar siquiera a saborearlos. Sea como sea, la obra de Raquel Presumido es una buena aproximación a todas las cuestiones que aborda, una excelente invitación a conocer a esa mitad de la humanidad que, como en otros ámbitos, está invisibilizada y silenciada. Una pequeña joya en el maremágnum editorial, lean Anónimas. La escritura silenciosa de las mujeres.