Por Júlia Camps Turu

El cine experimental en auge, la mujer combativa y liberada sexualmente, el tiersmondisme, el pensamiento comprometido y activista, la relectura de Marx y el interés por el papel de la ideología en la sociedad, la emergencia de los movimientos autogestionados en busca de una alternativa al sistema capitalista, la búsqueda de modelos personificados, la denuncia al imperialismo americano, la crítica al consumo alienador, la denuncia al estado francés centralizador y enterrador de las culturas regionales. Expresiones diversas que se gestaron anteriormente y se oyeron en coro por las calles de París en aquel mayo de 1968. Sin tener aún una posición definida de los debates historiográficos acerca de la ruptura o la continuidad de aquel mayo fogoso, desde aquí propongo un dato de interés para replantear el influjo posterior de todos aquellos postulados del Mayo que este mes conmemoramos en un caso concreto. Me refiero aquí del Affaire du Larzac.

La lutte du Larzac, fue un movimiento de desobediencia civil no violenta en contra de la extensión del campo militar del altiplano de Larzac, ubicado en la región de Midi- Pyrénées. La extensión militar de 3.000 a 17.000 hectáreas, aprobada por el ministro de defensa Michel Debré, hubiera supuesto la pérdida de 107 explotaciones agrarias, de 2.500 ovejas, 1,3 toneladas de leche y los daños económicos que todo ello suponía para la población autóctona, a parte de los daños ecológicos que supone una operación de tal calibre. La iniciativa de coordinar una respuesta a esa decisión empezó en 1971 con la participación de 103 agricultores autóctonos de la zona que habían sido alertados de la expropiación de sus tierras al inicio del proyecto.

En 1973, cinco años después de Mayo del 68, se movilizaron alrededor de 60.000 personas de distintas procedencias hacia Larzac para apoyar a los habitantes afectados de la zona. El resultado de ello fue un movimiento heterogéneo que terminó formando una comunidad autogestionada en defensa de la conservación de la zona y en apoyo a la cause antinucléaire. La fuente más cercana que nos queda de aquella experiencia, además de algunos artículos de premsa, videos e imágenes encontrados en la valiosa hemeroteca de la Bibliothèque National de France[1], es una revista del colectivo que empezó a circular a partir de 1975, bajo el título“Gardarèm lo Larzac” en la que difundían su proyecto comunitario como acto de resistencia. Para hacernos una idea de su envergadura, en 1974 llegaron a las 100.000 personas acampadas. Gracias a ambas fuentes, podemos saber que en octubre de 1972 llevaron un tractor de 60 ovejas hasta la Torre Eiffel bajo el lema “des moutons pas des canons”, y en diciembre del mismo año, organizaron una marcha de tractores hasta los Champs Élysées de París, pasando por las ciudades del trayecto para dar a conocer la causa de su lucha y el peligro de su expulsión.

¿Qué tiene que ver Larzac con la experiencia sesentayochesca? Aparentemente pueden parecer dos eventos lejanos, ya que el Mayo del 68 fue en expresión la simultaneidad de manifestaciones y demandas muy diversas en las que la lucha por unas mejores condiciones laborales y los ideales revolucionarios convivían a trompicones. En cambio, la experiencia de Larzac es el ejemplo de una movilización también global pero por una sola causa concreta, eso sí, impulsada en buena parte por personas comprometidas que aún conservaban el espíritu revolucionario que caracterizó el Mayo del 68. Prueba de ello, son las pancartas y los mensajes antimilitaristas de colectivos de izquierda – anarquistas autogestionarios, maoístas, trotskistas, miembros del PSU y colectivos feministas – que participaron en el proyecto. A pesar de no formar parte del imaginario que nos ha llegado del Mayo del 68, también hay que mencionar el Mouvement Nationale de Jeunesse Catholique,las instituciones católicas locales y los nacionalistas occitanos, los cuales reunieron un nombre importante de participantes en los inicios de la lutte du Larzac. Hablamos pues de un movimiento contestatario amplio y plural en el que los ideales comuneros, la liberación sexual, el antimilitarismo, el pacifismo, el anticapitalismo, el ecologismo y la defensa a la vida rural estuvieron muy presentes en la lucha contra la extensión del campo militar. Un hecho que no dejó indiferente a personas con objetivos, ideologías y procedencias muy variadas, y a pesar de  sus diferencias políticas y sociales[2], lucharon conjuntamente por hacerla retroceder.

 

Sin querer desarrollar aquí lo que podría aportar historiográficamente el Affaire du Larzaca la “posteridad del Mayo del 68”, sí que me gustaría remarcar el motivo de mi artículo: dar un mayor reconocimiento histórico a aquellas personas anónimas que se sumaron al proyecto comunitario de Larzac, y a pesar de tener muy presente el decepcionante desenlace del Mayo del 68, perseveraron hasta conseguir su objetivo: en 1981 se abandonó el proyecto militar bajo la presidencia de François Mitterrand.

Artículo dedicado a la ZAD. Colectivo formado por agricultores, ecologistas, activistas, estudiantes, habitantes de la zona de distintas edades y simpatizantes diversos que han impedido des del 2003 la construcción del Aeropuerto Grand Ouest en Notre-Dame-des-Landes (Nantes). A la espera de que tenga un desenlace similar.

 

[1]Algunas fuentes disponibles en http://gallica.bnf.fr/accueil/?mode=desktop.

[2]Larzac fue objeto de gran recepción por parte de colectivos feministas que veían en el terreno un lugar idóneo para llevar a cabo la revolución sexual. Según fuentes cercanas, ciertos paysans y cristianos que se hallaban en el terreno les costó aceptar la avalancha de desnudos y de chicas con los pechos al aire paseándose por el terreno.