Por Blai Burgaya

A partir de la comparación entre El Príncipe de Maquiavelo y la saga cinematográfica de El Padrino de Francis Ford Coppola y Mario Puzo, pretendo demostrar que la trama de las películas posee elementos que se pueden relacionar con algunos de los postulados planteados por Maquiavelo. De hecho, la relación me parece tan evidente que me aventuro a afirmar que el personaje interpretado por Marlon Brando y Al Pacino es un Príncipe del siglo XX. Como la intención de este texto no es la de resumir el contenido de la película, haré pocas referencias a toda la trama argumental, ya que al tratarse de un clásico del cine se supone que todo el mundo, más o menos, tiene alguna referencia. Además, se hablará prácticamente sin distinción de las tres partes de la trilogía cinematográfica.

Así pues, vayamos al grano. En gran medida, El Padrino es la aplicación práctica de las teorías de Maquiavelo. Si analizamos, parte por parte, la política que siguieron los Corleone para conseguir el poder y mantenerlo, nos daremos cuenta de sus estrategias maquiavélicas. El Padrino, el jefe de la familia (Vito Corleone en la primera parte y luego su hijo Michael en la segunda y tercera), representa al príncipe de Maquiavelo. Él encarna todas las características de lo que tenía que ser un príncipe, porque tiene un poder absoluto y jerárquico, es calmado e imperturbable, sus decisiones no tienen en cuenta la moral y la ética, además, sus actos para mantener el poder son inmensamente pragmáticos y no le importan los métodos que se utilicen para ser eficaz.

Por lo tanto, en este caso, el principado de los Corleone es la Familia, y el Príncipe es el Don. Es decir, la familia está por encima de todo, el bien del Estado (o la familia) no se subordina al bien del individuo, y su fin se sitúa absolutamente por encima de todos los fines particulares por más sublimes que se consideren. Y por eso, al final de la segunda parte de la película Michael ordena asesinar a su hermano mayor Fredo, debido a que éste lo traiciona participando en un complot en su contra. Esta cruel decisión de matar a miembros de su propio clan, la toma paradójicamente, para defender a la familia Corleone debido a que Fredo pone en peligro su estabilidad. Y está claro que aquí Michael sigue a Maquiavelo cuándo nos dice que “cuando se trata de tomar una resolución de la que dependa por entero la salud del Estado, nadie debe detenerse en consideraciones sobre lo piadoso o lo cruel, lo que puede ser plausible o ignominioso. Omítase todo esto y tómese resueltamente aquel partido que salve al estado”. Porque, de hecho, la familia es el cuerpo institucional que aglutina el poder, y por eso, no puede escapársele ninguna información acerca de los actos que se realizarán para alcanzar un objetivo. Y puesto que, los enemigos lo son en tanto que repercuten negativamente en el cumplimiento de los objetivos trazados, nunca deben ser vistos como seres despreciables a los que hay que atacar indiscriminadamente. Maquiavelo sugería que los enemigos son al mismo tiempo la oportunidad para conocer la otra concepción del asunto y se hace imprescindible tenerlos en una condición de observación cercana para dilucidar sus estrategias, para luego neutralizarlas o aniquilarlas. Y en este sentido Vito Corleone le dice a su hijo: “intenta pensar siempre como piensan los que te rodean, con esa base todo es posible”. Por otro lado, además, es importante que el gobernante no tenga a nadie con un poder equivalente al suyo, ni dentro ni fuera de la familia (o el principado). Sony (el primogénito de Don Vito) no tuvo problemas internos, pues durante su “reinado”, Michael estaba exiliado en Sicilia, y Fredo no era una amenaza. Pero sí que los tuvo con las otras familias de igual poder. Y su imprudencia hizo que le mataran, error que no cometería Michael, que derrotó a todos sus adversarios, siguiendo la máxima maquiaveliana de que “nunca debe permitirse un desorden para evitar una guerra, porque en realidad no se la evita, sino que se aplaza el conflicto con desventaja propia”.

Siguiendo con este hilo, hay que remarcar que el principado de los Corleone es hereditario igual que en las monarquías, ya que, “la monarquía es cause necesario para construir nación” expresaba Maquiavelo, que creía que esta forma de gobierno era el medio ideal para la conservación del poder. Y también por este motivo, la mano derecha de Don Vito es su hijo, sea este propio o adoptado, el mayor o el menor, lo que importa es la pedagogía del poder, pues los hijos deben ir aprendiendo de él. Es el león enseñando al cachorro a extender sus garras y dar los mejores zarpazos. Para esto el Padrino aprovecha cada oportunidad para instruir a sus hijos, a sus sucesores. El poder no se hereda a cualquiera, debe ser ganado por el más capaz, el más audaz. Puesto que la familia debe ser una dinastía que controla el poder y no lo deja escapar. Si bien el poder cambia, se debe procurar que este cambie en su esencia, pero no de manos. En principio el poder de Vito Corleone tenía que pasar a su hijo Sony, aunque acabó en manos de su hijo menor, Michael. Por eso, a Sony le costó tan poco conseguir el poder. El caso de Michael fue diferente, ya que, tomando el mando, se saltaba a su hermano Fredo, y teniéndolo en poca consideración, éste se reveló contra él. Pero el Padrino (al igual que un buen príncipe), sabe cuándo es posible negociar en los mejores términos discursivos, en qué momento la palabra es central. Pero también sabe cuándo esto es imposible. En ese momento, hay que abandonar las palabras para pasar a las armas, al momento donde se ejerce la violencia en su forma más brutal para proteger los intereses de la familia. Y volvemos aquí al Príncipe de Maquiavelo cuando afirma: “Si en la fundación y conservación del estado, la necesidad impone el empleo de la astucia, el fraude, la mentira, la violación de acuerdos, solemnemente pactados, la violencia y el crimen, el gobernante no debe vacilar en recurrir a tales medios, seguro de que el buen fin logrado lo justificará”.

Vayamos ahora al origen del poder de la familia Corleone. Para que Vito Corleone se posicionara en la cumbre del poder tuvo que adueñarse de los controles políticos, sociales y económicos del barrio italiano de Nueva York, a través del asesinato de Don Fanucci, quien tenía las actividades ilícitas del entorno bajo su mando. Parafraseando a Maquiavelo, el inmigrante siciliano tuvo que usurpar un espacio de poder cometiendo todos los actos de crueldad que creyera convenientes para sus fines, en una sola exhibición, a fin de no desgastar mayores esfuerzos y recursos. Así lo hizo Don Corleone: usó la crueldad en una sola ocasión, pero en forma contundente y espectacular. Esto logró que afianzara su poder y viviera seguro, pues había logrado infundir temor y respeto. Por lo tanto, Vito asesinó a Don Fanucci y se apoderó de su posición, pero para hacerlo se sirvió de sus propias armas, pues habría sido imprudente usar las armas de un tercero que estuviera interesado en el principado de Don Fanucci. Y cuando tuvo conquistada su nueva posición, no le fue muy difícil establecerse en ella, pues el pueblo estaba harto de las técnicas de chantaje de su antiguo capo. De esta forma, para conseguir este estado, Vito Corleone tuvo que matar y conquistar el territorio a su antiguo dirigente, pero lo hizo siguiendo las enseñanzas de Maquiavelo, ya que este nos dice: “quien usurpa un Estado debe realizar de una vez todos los actos de crueldad que estime necesarios para lograr su objetivo. De este modo no tendrá que repetirlos y vivirá seguro”. Y, además, al conquistar un nuevo “principado” la forma más recomendada por Maquiavelo es la utilización de fuerzas y armas propias, debiendo dejar como última opción el uso de grupos mercenarios. Al asesinar a Fanucci, Don Vito se posicionó como nuevo jefe sin tener disputa. En cambio, si hubiera ordenado matarlo a sus compañeros, lo más probable es que se hubiera desatado una revuelta de sucesión, derivándose en más muertes y pérdidas. Y de la misma manera, la violencia aplicada fue selectiva, en virtud de que la crueldad referida en las enseñanzas maquiavélicas sólo iba a usarse cuando en verdad fuera necesario, es decir, como último recurso, porque la violencia no era un fin, sino un medio para alcanzar poder, riqueza y status.

Una vez que Vito ya tiene consolidado su campo de poder, analizaremos la estructura que le dio a éste: en primer lugar, y como buen príncipe, siempre se bastó con sus fuerzas, y no se fio de los soldados mercenarios, es decir, de todos los hombres que tenía a sueldo. Y no se equivocó, puesto que en la segunda parte del film es, precisamente, un hombre a sueldo el que lo delata delante del juzgado.

Se puede afirmar pues que la política de Vito era muy diferente que la de su antecesor. Ya que él no pedía impuestos para garantizar protección, sino que inició un sistema de favores, usando la crueldad sólo cuando era necesaria. Es decir, que el Padrino ayuda a los que le piden dinero, a cambio de que estos le devuelvan el favor en un futuro. Con esta técnica, el Padrino consiguió el apoyo de políticos y jueces. Por otro lado, la familia Corleone se dispuso a participar en varios negocios relacionados con el juego y la prostitución. De esta manera, el “imperio” que inició Vito creció rápidamente y al no ser estados lo que él conquistaba, no tuvo problemas con la cultura o la lengua de un territorio determinado. Su único campo de acción era el dinero, y su poder hacía que sus “súbditos” acudieran a él, y no al revés. Por lo que no tuvo problemas para mantener su principado. Podemos decir pues que las técnicas de Don Vito fueron más sofisticadas que las de Don Fanucci, ya que el primero se gana el respeto de la gente a través del sistema de favores, y como dice Maquiavelo “un príncipe sabio ideará la forma para mantener a todos los ciudadanos en situación de dependencia del Estado de forma que confíen en él”.

En la fase de consolidación Don Vito Corleone adoptó la estrategia de rodearse de un equipo leal y emplear sus propios recursos, lo cual está ligado a la recomendación de Maquiavelo de que siempre es mejor la autonomía en el uso de la fuerza. De manera que, Vito, sólo se fiaba de unos pocos hombres de confianza, de quienes escuchaba sus consejos para después meditar una decisión. El papel de consejero (consigliere) lo hacía el hijo adoptivo, Tom Hagen, que, según el juicio de Maquiavelo, desarrollaría bien su papel. Porque Hagen es discreto, mira por el bien de la familia y no por el suyo propio, es listo y un buen estratega, pero no más que el Don. Michael Corleone, al igual que su padre, aplicaba también la enseñanza de Nicolás Maquiavelo de tener al lado a personas leales y eficientes, que no se sintieran con la fuerza suficientes para disputarle el poder. Él concentraba las decisiones, pidiendo consejo a un reducido grupo de personas dignas de su confianza, entre ellos Tom Hagen a quien escuchaba por ser el consejero de la familia, pero nunca lo introdujo en el desarrollo de acciones de poder.

El Padrino al igual que El Príncipe ha de hacerse respetar, evitando hacerse odioso o menospreciable. Ha de ser calculador, y no ha de ser impulsivo. Por ejemplo, cuando muere Sony, Vito Corleone no se venga, es más, decide firmar la paz entre las familias. Porque Vito es calculador y medita antes de actuar, Sony, al contrario, es impulsivo, irreflexivo y demasiado violento. Por eso, el enemigo no lo teme tanto como a su padre. Prueba de ello, es la emboscada en la que lo matan. Michael, por su parte, no es impulsivo, ni usa la violencia sin una justificación, pero es más tajante y cruel que su padre. Ya que, a diferencia de su padre, no perdona la traición, y se venga de los que le han amenazado. Michael es calculador, un buen estratega y, posiblemente, su forma de gobernar es la que más se adhiere a los consejos de Maquiavelo, teniendo en cuenta que como nuevo “soberano” puso en marcha una estrategia para ser verdaderamente temido por sus decisiones. Puede parecer que estoy retratando a un déspota autoritario, pero no es el caso. El uso de la crueldad no es motivado por arrebatos coléricos, sino que son actuaciones completamente deliberadas y que se hacen para fines concretos. Pues Michael Corleone nunca demostró ser impulsivo como su hermano mayor Sony, pero sí calculador, tajante y cruel en el momento en que fuera necesario. Porque como dijo Maquiavelo “más vale ser temido y cruel que no clemente y amado”. Esto es: el temor es un factor tangible y palpable, ya que proviene de hechos que lo confirman. El miedo deriva de actos premeditados donde se desarrolló violencia (leyes, castigos, muerte o pérdidas materiales). En cambio, el amor es un sentimiento aleatorio y temporal que puede variar de acuerdo a las circunstancias de un ambiente determinado. El ser amado puede llegar a ser detestado u odiado. A diferencia, el que es temido mantiene su supremacía de poder en tanto haga valer sus fortalezas. Por tanto, es preferible ser temido, que amado.

Para concluir, diré que, en un punto difieren Maquiavelo y Vito Corleone, sobre todo en lo referente al respeto incondicional a la palabra dada. El florentino estipuló que, si todos los hombres fueran íntegros, el principio de engaño no sería necesario para quebrantar las promesas otorgadas (“si todos los hombres fueran honestos, este principio no sería válido, pero como son perversos y no mantienen lo que prometen, tampoco uno debe mantenerlo”). En cambio, Vito Corleone defendía como valor inamovible la palabra ofrecida, vista como pacto de caballeros. Esto le retribuyó respeto, sometimiento y ganancias. Pues, manteniendo las promesas, hizo que los otros gobernantes respetaran su persona y temieran su poder. Ésta postura le fue beneficiosa en un principio ya que consiguió el respeto y la confianza de su “pueblo”, pero el ser un hombre de palabra, clemente, que ofrecía una excesiva confianza le perjudicó durante la última etapa de su mandato porqué ya no tenía tanto poder y, por consiguiente, tampoco respeto de las otras familias.

En las películas de la secuela vemos como se compran conciencias, se intimida a personas, se asesina a amigos y a rivales, se compran propiedades con el fin de esconder el dinero sucio… En fin, una serie de procedimientos que para un moralista estarían mal vistos pero que sin embargo, para el Padrino se justifican en tanto que, por medio de estos métodos se mantiene el poder. Esto último para un príncipe maquiavélico es verdaderamente lo fundamental. De hecho, la fascinación que provoca el poder envuelve a la psique y las actividades de la gran mayoría de personas, sobre todo cuando la ideología del sistema de vida hegemónico coloca al individualismo y la competitividad por encima de principios y valores humanistas. Seguramente por eso, el poder no puede quedar huérfano, y como se dice en la película “si no somos nosotros, cualquier otro lo hará”. Parece ser pues, que el Padrino aprendió muy bien las lecciones de Maquiavelo. Tal vez no sea casualidad que los dos hayan nacido en Italia.