Nos ha ganado terreno, vamos a aceptarlo como primer paso para poder solucionarlo.

El neoliberalismo bajo una retórica seductora con pilares tan atractivos como el amor libre y la independencia emocional (pilares que se ha apropiado) y una ferviente e inteligente campaña de marketing está logrando que muchas mujeres vean en este sistema la posibilidad de una ‘victoria’.Y es que la inteligencia y rapidez con la que es capaz de teñir las cosas de lila es algo que envidiar,  y aquellas que luchamos a la vez por frenar la victoria neoliberal y acabar con el patriarcado deberíamos pararnos a mirar y analizar esta capacidad con tal de intentar hacerla nuestra.

Nancy Fraser habla de la relación entre feminismo y liberalismo como ‘amistad peligrosa’ y es que es increíblemente difícil definir el límite entre el individualismo y la histórica reivindicación de autonomía de la mujer, confundir el empoderamiento con la sistemática adjudicación del trabajo organizativo a las mujeres, o la visión del amor libre como amor liberal, ( uno de las cuestiones a mi parecer más interesantes que trataré más adelante)

Pero cuidado, bajo la idea de libertad y realidades independientes corremos el riesgo de caer en cosas como la aceptación del lenguaje androcentrista o de leyes paternalistas, factores nefastos en la lucha por conseguir los cambios estructurales y contractuales necesarios para acabar con el patriarcado.

Entonces, como conseguimos un feminismo sexi y atractivo sin que nos absorba el neoliberalismo?

Entramos aquí en un punto clave, que no único, dentro de la lucha y es la disputa por la visión del amor,aunque parezca un tema de importancia menor dentro de la lucha por cambiar las cosas, no podemos olvidar que el amor es una gran fuerza psicosocial de consolidación de ideas, con un enorme potencial positivo.

El liberalismo nos lo plantea como algo casi anti emocional, superficial.

Pero es de entender  que después de haber visto a nuestras madres hacer de supermujer existan un gran número de mujeres jóvenes queriendo huir de un futuro que no las ilusiona, ya que aun habiendo avanzado como se ha hecho en derechos para la mujer seguimos llevando el trabajo emocional, de cuidados y organizativo de las relaciones, en esta huida de un modelo conservador nos encontramos de frente con la alternativa neoliberal de amor libre, sexo sin compromiso, independencia emocional y superación individual, el problema radica en la imposibilidad que hemos tenido de hacer visible una alternativa, de poder romper con los límites discursivos que intenta imponernos el neoliberalismo sin caer  en el relato conservador.

Urge la necesidad de instaurar una visión de las relaciones sexo-afectivas alejadas de una base legitimadora de la misoginia como pasa en el amor liberal bajo el manto de la libertad de elección y también alejada de la visión conservadora que nos relega simples seres de dar amor, afecto y cuidados, enseñándonos que esto es lo más importante de nuestra vida.

Y aunque hablar de amor romántico, no en el sentido de estereotipos de género en la relación sino en el sentido de intensidad emocional, es extremadamente peligroso, no podemos olvidar que en muchos momentos ha sido toda una arma de revolución feminista, y anti heteropatriarcal.Lo que me lleva a preguntarme si es posible romper con el romanticismo patriarcal y hacer desaparecer así los mitos que lo engloban, como la feminidad pasiva mitificada, la idea de la media naranja o la perdurabilidad, sin destruir en el proceso el romanticismo entendido como he dicho antes en el sentido de intensidad emocional, y que mediante este podamos articular una forma de amor y romanticismo sano aunque igualmente intenso y así conseguir relaciones en los que los trabajos de cuidados y de gestión emocional no recaigan siempre en la misma parte, consiguiendo así una mayor igualdad y felicidad dentro de las relaciones sexoafectivas.

Aquí es donde, para poder vencer la parte más tóxica del amor romántico que todas conocemos,  más trabajo tenemos las jóvenes, que somos quienes aún podemos cambiar algo tan complicado, y es que si no mejoramos y hacemos crecer los diferentes lazos que unen a las personas, ya no con aquellas con quienes se tienen relaciones sexoafectivas sino en general, las relaciones de comunidad, siempre buscaremos en la otra y en la exaltación limitada que provoca el amor romántico aquello que nos falta por culpa de la impersonalidad y el individualismo de la modernidad.

Esta es una de las muchas batallas que tenemos que jugar porque si dejamos que el neoliberalismo de apropie del relato del amor y la lucha feminista lo absorbe, si dejamos que que la individualidad llegue a la lucha, perderemos el nosotras y no se puede entender la autonomía y emancipación individual que reclama el feminismo sino es dentro de una dimensión colectiva.