Participantes de las Marchas por la Dignidad de 2015, en la Plaza de Colón (Madrid) / EFE
Ayer supimos el resultado de la sentencia sobre los presos políticos de Catalunya. Una sentencia que lejos de suponer un hito más del “problema catalán” marca un punto de inflexión para la España democrática anhelada por el 15M, el 8M y la nueva ola verde que inauguró la Huelga Climática. Un punto de inflexión porque refleja de forma crítica unas instituciones que se ponen sistemáticamente de un lado, sordo, frente a las reclamaciones feministas, ecologistas y soberanistas, mientras los pueblos de España se mueven por un cambio político, social y nacional bloqueado por la judicatura y el Estado.
Los cien años de prisión que acarrean las sentencias para los presos políticos suponen una vuelta de tuerca que rompe definitivamente las costuras del precario contrato territorial del 78. Una gravosa vuelta de tuerca que junto al 155 y tras los frustrados intentos de reforma federal en el seno de dicho contrato territorial, con los desmantelados Estatutos de Maragall e Ibarretxe, pone de relieve la imposición de las fuerzas centralistas en las instituciones y en la cultura política del país. Un centralismo político, cultural y económico que saquea los recursos de la España vaciada, condena al subdesarrollo la España rural y se muestra incapaz de reconocer su diversidad plurinacional cuando contesta con violencia, represión y prisión al soberanismo catalán.
En definitiva, todo ello pone sobre la mesa que el problema no es Catalunya, pero tampoco España, sino las instituciones estatales colonizadas por una oligarquía centralista que ha roto todos los contratos sociales y territoriales heredados de nuestros mayores. Evidentemente, difícilmente veremos alumbrar una solución política en estas o en las siguientes elecciones pero justamente por ello es más necesario que nunca poner la mirada en el carril largo para conquistar, aunque sea poco a poco y con numerosos contragolpes, las libertades que se merece nuestro país. Y que en España pasan por la amnistía de los presos políticos como medida de urgencia democrática que cancele esta involución autoritaria que, como ha señalado la PAH en su comunicado (ver aquí: shorturl.at/ijGY2), amenaza con declarar sediciosa toda protesta social y democrática.
Si las instituciones actuales y sus élites partidistas bloquean toda refundación en este sentido, de urgencia democrática, se hace necesario construir un cambio constituyente que permita no solo nuevos pactos sociales y territoriales sino las mínimas libertades civiles que requiere toda democracia. En definitiva, se trata de un impulso republicano que reconozca el rol virtuoso de los conflictos sociales y del empuje de la sociedad civil para asentar derechos y libertades en unas instituciones que cuiden de su comunidad.
Es más, el republicanismo como larga tradición democrática, especialmente arraigada en España, nos ofrece por ello una brújula política y estratégica de primera necesidad para conquistar la seguridad frente al neoliberalismo y el autogobierno frente al centralismo despótico. Y por tanto en la refundación democrática, en una orientación constituyente nacional y popular, puede que el republicanismo sea la única palanca de cambio que tengamos para dar nuevas energías y un horizonte al espacio del cambio que nos ayude a repensar las instituciones y el papel central de la sociedad civil para descolonizar su actual rol elitista y autoritario.
Por todo ello, creemos necesario impulsar las movilizaciones en la calle en el conjunto de España para conquistar la amnistía, las libertades civiles perdidas y coordinar el movimiento democrático republicano catalán con el conjunto de los pueblos de España. Una España libre y segura se merece un orden de derechos y libertades que hoy hay que conquistar de nuevo en las calles.
La Trivial, 15 de octubre de 2019
En nuestras redes sociales (twitter, facebook, instagram) iremos, durante los próximos días, dando voz a las diferentes convocatorias y manifestaciones que se den en protesta a la sentencia y en favor de nuestras libertades colectivas. ¡Os esperamos allí! 😉