Por Miguel Sanz

Día 1: Dará comienzo la fiesta electoral solemne de la democracia por aquellos políticos que, habiendo agotado la brevísima XIII legislatura de España, se han santificado totalmente, han obtenido la visión beatífica y gozan de la vida electoral eterna en la presencia del Rey. Es frecuente que este día en los grandes mítines se exhiban las reliquias de los santos. 

Día 2: Conmemoración a los Fieles Difuntos. Día de oración por aquellos electores que han agotado su paciencia y, especialmente, por aquellos que se encuentran aún dubitativos en el Purgatorio. 

El calendario electoral nació echando rosas a su entierro y fue sentenciado el 15 de octubre. Maleïts siguen els 15 d’octubre. Llevamos desde entonces sumidos en un funeral de Estado con aguiluchos y lazos en una solapa negra. Dentro de esta Semana Santa -un saludo a El Observatorio- eterna, con su entrada a la Moncloa, última cena, via crucis y muerte todavía nos queda la resurrección. 

1 Corintios 15:3-4: «Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que la política murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras». 

Los únicos a los que no se les ha tachado ni de fieles ni de difuntos son los únicos que podrán honrar las escrituras. Deberán sembrar con abono de cementerio, sin tiempo para el barbecho. Con el miedo y el respeto que da una cosecha tan corta como la campaña electoral. También la valentía. El invierno está cerca. 

De un tanatorio salió Más País, pero también han salido de un tanatorio nuevos lazos, nuevas historias y nuevos relatos sobre lo que yace bajo tierra. A la nueva formación sólo se le pueden criticar los tiempos e incluso los espacios, pero es un nuevo indicativo de que el debate entre lo nuevo y lo viejo se ha vuelto a instalar entre conocidos que ahora parecen desconocidos. Criticar a Más País por sus razones es no entender que la formación nació para cambiar las formas. Como en aquel 15M tan ambicioso como humilde intelectualmente. No basta con tener la razón, jamás bastó con representar un proyecto ilustrado. 

En la campaña menos electoral de la historia son los únicos que pueden electoralizar, meter un nuevo contenido en una agenda política anquilosada. Es fundamental que sigan reafirmándose en ser la primera fuerza capaz de des-aprender y, por lógica, des-aprender es adaptarse. Innovar. Feminizar la política. En definitiva, moverse es lo crucial para ganar batallas cada vez que se abra un frente. Por ello no abandonan luchas tan contradictorias como la de los símbolos y las tradiciones, que necesitan ser socializadas. Que necesitan ser de todos los españoles, sin importar bando. 

Si empujan un poco más, pueden estar a las puertas de hacer funcional la tesis de la competencia virtuosa con el PSOE. Es lo que realmente significa el Acuerdo Verde de Más País y el eslogan de la Política útil. Acumula demandas que, para cualquier partido que quiera tener sentido de Estado, son imposibles de ignorar. Es la defensa populista de la política basada en la evidencia. Es erigirse como un partido eficaz, que además pone el ello en los ineficaces que juegan con el dinero de la clase obrera porque no tienen sus mismas necesidades. Es defender que el resto no cede porque el resto no representa a la clase obrera. Es defender que Más País es el partido del pueblo porque es eficaz. Útil, porque no puede perder un tiempo del que no dispone, como los trabajadores de este país. Puede erigirse como un partido gestor, pueden jugar incluso con la baza de los liberales, con sus reformas estructurales siempre en la boca. Esto también es el Acuerdo Verde. Están en el camino de poder arrebatarle en un futuro el sentido de modernidad amable a la vez que de orden que representan los de Sánchez. Porque el verdadero socialismo es orden. 

No es aspirar a ser unos tecnócratas, es aspirar a que los españoles se puedan volver a sentir ciudadanos dignos, arropados por un estado emprendedor y, sobre todo, cuidador. El problema no es el sector privado -en el que mantenemos un % en la media UE- o el sector público, el problema es mantenerlos en celdas separadas. Ninguno de los dos se puede emancipar como lo ha hecho hasta ahora. No habrá un mercado laboral digno sin un Estado digno que lo revolucione adaptándolo a los nuevos tiempos. No vale derogar, sólo Desde la legislación laboral hasta las Universidades. 

En este ámbito debemos mirar a Dinamarca, un país en el que su sistema de partidos empezó a bloquearse por las demandas verdes y, en el que, el partido del bloque rojo que más bajó fue, curiosamente, la Alianza Roji-Verde (Enhedslisten). Por otro lado, los que más crecieron fueron los Socioliberales de Radikale Venstre. ¿Por qué ocurrió esto? Porque los únicos que, históricamente, siempre han facilitado un gobierno de izquierdas y han cedido han sido los socioliberales. Todo ello defendiendo una revolución verde y la ampliación de derechos y libertades, nada que ver con Ciudadanos aún compartiendo grupo en la UE. Fueron útiles, prometieron serlo. Crecieron un 89,4% respecto a las anteriores elecciones y, hoy en día, lideran iniciativas con sus partidos a la izquierda. Una de ellas, la de aceptar la cuota de refugiados de la ONU y eliminar del mapa la propuesta de isla para sinpapeles de la anterior legislatura. 

También es orden defender la forma de participar en la política estatal como se ha hecho con Compromís -obviando ejemplos más apresurados y más gaseosos en otras localizaciones en las que, recordemos, Podemos ya había perdido su escaño. Orden es defender el federalismo entre proyectos de Estado represivos o salidos de una ensoñación. Apostar por la vertebración plurinacional de España pasa por que la experiencia con el partido valenciano sea estructural y no coyuntural. Otro ejemplo de partido de gobierno y útil. Por ir dividiendo cada vez más el poder en un federalismo popular y democrático, que es la única vía para convertir en eficaces las instituciones, lo único que le queda al pueblo. 

Es posible asaltar los cielos, pero quizá pase por ir haciendo de cada nube un escalón y, de cada escalón, un trocito de cielo.