Por Àlex Agustí Polis

(publicado originalmente en catalán en https://labarbanofaelfilosof.wordpress.com)

Los días 13 y 14 de marzo de 2018, el académico belga Philippe van Parijs visitó la ciudad de Barcelona donde impartió dos conferencias, la primera en la Universidad Autónoma de Barcelona y la segunda en la Universidad de Barcelona. En ambas trató su tema estrella: la renta básica universal. Aprovechamos este artículo para seguir su trayectoria, así como introducir sus ideas, ideas que provienen de siglos pasados ​​pero que, desgraciadamente, por culpa de la incipiente crisis económica se han visto más reforzadas que nunca. Son pensamientos sobre la necesidad social de introducir una renta básica incondicional para mejorar las condiciones de vida de todos.

¿Quién es Philippe van Parijs?

Este autor de nombre francés y apellido holandés es una de las figuras más interesantes del panorama actual de la filosofía política. Sus investigaciones se centran —dejando de lado la renta básica universal, de la que trataremos en breve— en el ámbito de la justicia lingüística en que Van Parijs ha defendido que la manera más fácil y eficiente que tenemos los europeos de comunicarnos entre nosotros es utilizar la lengua inglesa.

Van Parijs es doctor en Filosofía y también en Ciencias sociales. Actualmente es profesor de la Facultad de Ciencias económicas, sociales y políticas de la Universidad Católica de Louvain (UCL), universidad en la que dirige la cátedra Hoover de ética económica y social desde su creación en 1991. Entre sus publicaciones más destacadas se encuentra Real freedom for all: what (if anything) can justify capitalism? (1997) en la que propone la atribución de la renta básica estatal como la única opción que permite que una sociedad sea justa, puesto que en una sociedad justa todos los ciudadanos podrían optar por la libertad de elegir a qué quieren dedicarse.

La reciente publicación de su nuevo libro Basic income: a radical proposal for a free society and a sane economy (2017), co-escrito con Yannick Vanderborght, —que ya se encuentra disponible en castellano bajo el título Ingreso básico: Una propuesta radical para una sociedad libre y una economía sensata (2018)— ha sido la excusa perfecta para que el belga llegara a la capital catalana donde pregonó la buena nueva de sus teorías económicas y sociales.

Van Parijs, que pertenece al grupo de filósofos analíticos llamado «grupo de septiembre» —grupo que contaba con personalidades tan ilustres como Jon Elster y G.A. Cohen— exploró el marxismo sin sus «-ismos», sin su metafísica, dándole meramente un trato empírico. Su investigación se ha centrado, pues, en entender el marxismo sin la oscuridad terminológica y conceptual del maestro de Marx, Hegel. De hecho, tal y como ha explicado este autor en su visita a Barcelona, ​​fue su formación comunista la que hizo que llegara hasta los planteamientos de la renta básica. Así, en 1983, publica, junto a Robert van der Veen, A capitalist road to communism en que se presenta una teoría socioeconómica que llaman universal grant (‘ingreso universal’) y que constituye la base de sus desarrollos futuros sobre el basic income (‘ingreso básico’).

 

¿Qué es la renta básica universal?

No es una idea nueva, algunas figuras influyentes de la economía y la política tales como Karl Marx y Charles Fourier han escrito sobre este tema. Aunque la etiqueta de padre intelectual se la ha llevado Thomas Paine que aborda esta cuestión en The rights of man (1792) y Agrarian justice (1795). En la actualidad, la renta básica universal/incondicional —que también ha recibido diferentes denominaciones, tales como bonos del estado, dividendo nacional, dividendo social, salario del ciudadano, ingreso del ciudadano o subvención universal— es un ingreso que proviene del Estado con carácter universal/incondicional para que los ciudadanos de un país, todos ellos, —con independencia de si trabajan o no, de sus propiedades, o de otros factores económicos— lo perciben. También es básico porque su cuantía no es tan elevada como un salario laboral. Es por eso mismo que algunos autores han dicho que es básico porque permite cubrir los gastos derivados de las necesidades básicas.

Más concretamente, la idea que esbozan Van Parijs y Van deer Veen en los años ochenta es una redistribución más justa —tal como quería el comunismo ortodoxo marxista, ¡con el reparto de la plusvalía entre los trabajadores!— pero sin necesidad de llegar a las fases dictatoriales de apropiación de los medios de producción, sino más bien aprovechando las estructuras económicas utilitarias que el capitalismo nos brinda. En definitiva; con el reparto de la plusvalía sin socializar los medios de producción, estos autores quieren compensar la precariedad laboral de los que menos cobran. Además, para que llegue a ser económicamente viable habría que aumentar los impuestos sobre el trabajo. Aunque al final la percepción total de dinero, sumando el salario y la renta básica, debería ser mayor para todos los ciudadanos.

Esta idea, sin embargo, no sólo es una idea propuesta por los neo-Marxistas y la gente de izquierdas, en general; Milton Friedman, liberal estadounidense y premio Nobel de economía, también postuló algo parecido cuando presentó la negative income tax (‘renda negativa’), con la cual quería que se subvencionaran las rentas más bajas de su país. De hecho, en Estados Unidos, antes de la llegada al poder de Ronald Regan, se hicieron experimentos sociales otorgando rentas básicas a algunos ciudadanos. En la actualidad, es precisamente un estado norteamericano, Alaska, el que aplica la renta básica entre sus conciudadanos. Las explotaciones petrolíferas de Alaska enriquecieron tanto las arcas del Estado que este decidió quedarse con la mitad de las ganancias creando un fondo y repartir la otra mitad, en forma de renta básica anual, entre todos sus ciudadanos.

 

Cinco movimientos sociopolíticos muestran la relevancia actual del movimiento de la renta básica

En su última conferencia, Van Parijs ha empezado a construir la casa por el tejado, puesto que ha explicado, antes que nada, por qué en la actualidad hay un crescendo interés por la renta básica. Cinco son los factores —más bien acontecimientos— que han llevado a la renta básica a estar en el punto de mira de la opinión pública en los últimos años.

 

1) El referéndum de Suiza

En 2008, Daniel Hani y Enno Schmidt —dos entusiastas del proyecto que Van Parijs, entre otros, defiende— grabaron un filme titulado The basic income – a cultural impulse. En octubre de 2013, se hicieron diversas campañas para promocionar la iniciativa legislativa para que se estableciera una renta básica incondicional de 2500 francos suizos para los ciudadanos suizos adultos y 625 para los niños. En el sistema federal suizo este tipo de consultas deben ser votadas en tres niveles: (Con)federal, cantonal y ciudadano. Aunque finalmente la propuesta fue tumbada en los tres niveles, consiguió un gran impacto en la sociedad suiza.

 

2) El experimento de Finlandia

A partir de 2015, las elecciones al parlamento las ganan el partido de los Verdes y el Partido del centro. Esto permite que se inicie una iniciativa estatal para instaura la renta básica como programa piloto durante dos años. De momento el proyecto ya lleva uno en activo y parece que con resultados positivos. Dicha intervención consiste en que 2000 ciudadanos sin empleo de edades comprendidas entre los 25 y los 58 años mensualmente reciben 560€ mientras dura el experimento. Estos sujetos no pueden negarse a percibir el dinero ni tampoco lo pierden en caso de contraer matrimonio o encontrar trabajo. De hecho, el Estado no los anima a encontrar trabajo.

El experimento no puede probar si este modelo económico es sostenible o no para Finlandia. De todos modos, según Van Parijs, prueba algo más importante, a saber, que con este salario garantizado (con esta red de seguridad) los participantes se sienten menos angustiados por las vicisitudes de la vida contemporánea, y muchos de ellos, de hecho, encuentran trabajo.

 

3) La propuesta de Benoît Hamon en Francia

Tras el mandato presidencial de François Hollande en 2017, el nombre del presidenciable Benoît Hamon sobresalía. De todos modos, finalmente el candidato recibió muy poco apoyo en las urnas. Sin embargo, su propuesta de renta básica fue muy comentada porque pretendía ofrecer gradualmente una renta básica en Francia. Primeramente, quería que los subsidios de desempleo aumentaran a 600€ y que los percibieran, a parte de los parados, también los jóvenes de entre 18 y 25 años. Después, se aumentaría este ingreso a los 750€ mensuales y se haría universal a cada ciudadano francés. La propuesta de ingreso universal de Hamon tuvo adeptos como el economista Thomas Piketty. Aunque Piketty cuando trató de reformularla confundió a sus conciudadanos franceses que no entendieron en qué consistía su propuesta. Esto prueba, según Van Parijs, que es necesario instaurar el ingresos universal mediante buenas estrategias políticas y con un mensaje senzillo.

 

4) Mark Zuckerberg

Zuckerberg, el ahora multimillonario fundador de Facebook, nunca terminó la carrera. Por ello, en el año 2017 la universidad de Harvard decidió homenajearlo otorgándole un título honorífico. Cuando Zuckerberg pronunció su discurso de agradecimiento mencionó que deberíamos explorar ideas como la renta básica, para que todos pudiéramos dedicarnos a perseguir nuestras ideas.

 

5) El presidente del parlamento mexicano

Ricardo Anaya, el presidente del parlamento mexicano, sorprendió a los mexicanos y al mundo entero cuando colgó, en noviembre de 2017, un vídeo en su canal de Youtube en el cual defendía a través de diez razones la viabilidad del proyecto del ingreso básico universal:

  1. Reduce la pobreza
  2. Reduce la desigualdad
  3. Elimina la trampa de la pobreza
  4. Es un beneficio universal
  5. Se elimina el uso político de los programas sociales
  6. Permite emprender proyectos (Mark Zuckerberg)
  7. Da acceso al crédito
  8. Estimula el mercado interno (Milton Friedman)
  9. Se enfrenta a los problemas de paro
  10. Valora trabajos que normalmente no están retribuidas

 

Van Parijs y la renta básica

Después de que Van Parijs mostrara que la renta básica es una idea importante en los últimos años, se pregunta por qué todos estos países y estas personas tan diferentes se han sentido atraídas por la renta básica.

Van Parijs responde la pregunta con su propia experiencia. Cuando comenzó a investigar sobre la renta básica, tanto los movimientos de izquierdas como los de derechas consideraban que el paro masivo de aquel momento se solucionaba con el crecimiento económico. En aquella época, él también experimentó como el bloque soviético se desintegraba, como la esperanza comunista de adquirir los medios de producción para crear una utopía futura desvanecía.

Si en la actualidad todavía tenemos problemas de desempleo —dice el académico— es porque aún confiamos en que el crecimiento económico los resolverá. Tal vez la solución se encuentre en algo distinto. La propuesta de Van Parijs nos podría dar soluciones. Es una teoría que no desprotege a quien posee el capital ni las propiedades, pero en cambio sí que protege, especialmente, a los asalariados más precarios. El conferenciante comentó que no está interesado en contrarrestar la pobreza y la precariedad laboral con espurias, sino en dotar a la ciudadanía de un soporte, la renta básica, que les facilite la vida, la profesionalización, y la educación.

Finalmente, Van Parijs cerró la conferencia indicando que quizás la idea de renta básica no será aceptada por todos. Sin embargo, es una idea que no dejará a nadie indiferente; una vez hayas oído hablar de ella, ya no la podrás obviar.