Por Blai Burgaya

En los últimos tiempos, a partir de mi observación de la realidad cotidiana, me estoy convenciendo (tal vez erróneamente, quien sabe) de que politiza mucho más a las personas una novela en la que podemos extrapolar algunos de sus elementos a nuestras realidades cercanas, que no un ensayo sesudo y profundo sobre, por ejemplo, la cultura política de nuestra nación. De la misma forma, creo que puede producir un debate más interesante y una politización más directa el visionado de, por ejemplo, la película Biutiful que no el visionado de un documental sobre las malas condiciones de las fábricas de Foxconn. Y siguiendo con esta analogía, tiene mucho más contenido político Yung Beef que Los Chikos del Maíz. Asimismo, para mí, es mucho más interesante como crea comunidad Ignatius Farray que no como Facu Díaz se ríe de Eduardo Inda (y que conste que me gustan los dos). Por lo tanto, en esto sentido, me propongo hacer un listado de libros, una pequeña lista de recomendaciones literarias (principalmente novelas) que me han llevado a reflexiones más profundas sobre la política, la filosofía o la sociedad que cualquier ensayo de Monedero, Piketty o Naomi Klein…

  1. 13’99€; Frédéric Beigbeder (2001): Se trata de la primera novela de un antiguo creativo publicitario, que después de ser despedido de su agencia decidió escribir este libro (animado por su amigo Michel Houllebecq) en el que básicamente hace un ataque frontal a los cimientos del mundo publicitario. A partir de la recreación de la vida de un joven creativo publicitario triunfador, el autor construye un insolente y cruel alegato contra la manipulación consumista. En palabras de su autor: “es un libro sobre nuestra sociedad, la vuestra, la mía, la que yo mismo contribuí a forjar durante mis años en las agencias de publicidad, la que todos hemos dejado crecer por despecho”.
  2. El ruido del tiempo; Julian Barnes (2016): El 26 de enero de 1936 el todopoderoso Iósif Stalin asiste a una representación de Lady Macbeth de Mtsensk de Dmitri Shostakóvich en el Bolshói de Moscú. Lo hace desde el palco reservado al Gobierno, y oculto tras una cortina. El compositor sabe que está allí y se muestra intranquilo. Dos días después aparece en el Pravda un demoledor editorial que lo acusa de desviacionista y decadente. Un editorial aprobado o acaso escrito de su puño y letra por el propio Stalin. La historia de Shóstakovich y Stalin es un ejemplo desolador de las relaciones entre el arte y el poder, uno de los más grandes compositores del s.XX adaptó su arte a la estética oficial, abjuró de amigos y maestros y se postró ante el dictador para sobrevivir. Julian Barnes, reconstruye la vida de este músico, pero sobre todo aborda las decisiones que tuvo que tomar en unos momentos históricos sombríos, y profundiza en el miedo, en la culpa, en la dificultad de comportarse con honestidad en tiempos de barbarie, y en la difícil supervivencia del arte en esos años.
  3. La conjura de los necios; John Kennedy Toole (1980): Este libro, aparte de ser una novela extraordinaria, tiene una historia muy especial. Y es que su autor lo escribió a principios de los años 60 pero no logró que se editase ni publicase, y creyéndose un escritor frustrado se suicidó en 1969 (con 32 años). Pero su madre, siguió intentando que lo publicaran, hasta que lo consiguió en 1980 en una pequeña editorial universitaria de Louisiana. Sorprendentemente, el libro triunfó en pocos meses, y en 1981 fue coronado con el premio Pulitzer y su autor fue comparado con Cervantes o Dickens, entre otros. Solo por esta historia ya es necesario leer el libro. Pero es que, además, esta gran comedia ambientada en los bajos fondos de Nueva Orleans es tan disparatada e hilarante que se convierte en adictiva. Para mí, el personaje de Ignatius Reilly (el protagonista), es de los más brillantes y bien construidos que he visto nunca. Ignatius es una mezcla de Oliver Hardy delirante, Don Quijote adiposo y Tomás de Aquino perverso, que vive a los 30 años con su estrafalaria madre, ocupado en escribir una extensa y demoledora denuncia contra nuestro siglo, tan carente de “teología y geometría” como de “decencia y buen gusto”; un alegato desquiciado contra una sociedad desquiciada.
  4. Las aventuras de Huckleberry Finn; Mark Twain (1884): Una de esas novelas de las que todos hemos oído hablar. Pero en estos días que la corrección política envuelve nuestras sociedades y aparecen propuestas como las de quitar los libros de Twain de algunas bibliotecas por racista, no está de más releer algunas de sus obras para darnos cuenta de que son un retrato de la sociedad estadounidense de su época y que, por lo tanto, si aparecen personajes racistas es porque esa sociedad lo era. De hecho, desde mi punto de vista, el libro es más un alegato contra la esclavitud y la violencia que no una simple historia sobre amistad y libertad. Las aventuras de Huckleberry Finn es una lectura imprescindible a cualquier edad.
  5. Cuentos; Anton P. Chéjov (1894-1903): Hay distintas selecciones de los muchos cuentos que escribió Chéjov, y cualquiera es recomendable, ya que son cuentos que tienen la imprenta de la mejor literatura: están escritos con imaginación, un dominio de la técnica narrativa prodigioso y vencen a la carga de los años y nos llegan imperturbables, llenos de vitalidad. En la mayoría de ellos aparecen historias situadas en su época y en su país, Rusia, con personajes que son capaces de emocionarnos, estremecernos, hacernos reír o llorar. Los Cuentos de Chéjov siempre van a ser una buena forma de acercarse e intentar comprender a la sociedad rusa (sobretodo rural) de la época zarista.
  6. Soldados de la noche; Alan Furst (2010): Bulgaria, 1934. Un joven es asesinado por los fascistas locales. Su hermano, Jristo Stoianev, es reclutado por los servicios secretos soviéticos y enviado a España para luchar en la guerra civil. Avisado de que está a punto de convertirse en una víctima de las purgas de Stalin, huye a París. Así pues, Soldados de la noche recrea de forma magistral el mundo europeo de 1932-1945. Este libro ha sido descrito como “una de las mejores novelas sobre el mundo de la inteligencia soviética… es un triunfo de la imaginación histórica. El insólito talento de Furst para describir lugares y épocas, y para caracterizar a personajes de dudosas intenciones lo eleva por encima del género de espías. Los libros de Furst son como los nocturnos de Chopin: eternos, trascendentes y universales”.
  7. Yo fui Johnny Thunders; Carlos Zanón (2014): A partir de la historia de Francis, un chaval que se fue de su barrio persiguiendo el sueño de ser estrella del rock’n’roll, pero que solo se acercó momentáneamente a tocar con la punta de los dedos una fama tóxica y efímera, y que ahora vuelve a casa de sus padres para buscar un sitio donde caerse muerto. Carlos Zanón nos lleva esta vibrante novela, que traspasada por la poesía de los perdedores, retrata una Barcelona llena de personajes que buscan desesperadamente una oportunidad que les permita ser alguien. Está claro pues, que Zanón no pretende retratar a la Barcelona que retrató Mercè Rodoreda, sino que nos habla de esa Barcelona plebeya por la que también se interesaron Vázquez Montalbán o Juan Marsé.
  8. CeroCeroCero; Roberto Saviano (2013): Este libro no es una novela, aunque algunos de sus fragmentos lo parecen. En este ensayo o divulgación periodística, Roberto Saviano intenta explicarnos cómo la cocaína gobierno el mundo. Y lo hace retratando a varios de los “capos” de la droga más poderosos del mundo, mientras nos cuenta cómo funciona exactamente y con datos reales, el comercio de esta mercancía que se ha convertido en “el oro del siglo XXI”. En palabras del autor, “hay un río que corre bajo las grandes ciudades, un río que nace un Sudamérica, pasa por África y se ramifica hacia todas partes, la Via del Corso, los bulevares parisinos, Times Square, el paseo de la Castellana o las avenidas pekinesas. Mira la cocaína: verás polvo. Mira a través de la cocaína: verás el mundo”. CeroCeroCero es un baño de realidad.
  9. El pensament i l’acció. De Marx a Gramsci en Joan Fuster; F.Archíles, J.Lloret, J.Noguera, G.Pala i A.Rico (2017): Este libro es un pequeño ensayo con un tono muy divulgativo, que trata básicamente de la influencia que tuvo Antonio Gramsci en el intelectual valenciano de Sueca. Además, también explica como la obra de Gramsci llegó a Joan Fuster a partir del cantante Raimon y del interés que le suscitó a Fuster. Por lo tanto, este libro sirve para profundizar en aquello que es obvio, que tanto Fuster como Gramsci han sido dos referentes fundamentales para la izquierda de los Països Catalans. La propuesta nacional del primero y la reformulación del marxismo por parte del segundo marcaron, sin duda, las líneas tácticas y estratégicas de las diferentes culturas políticas de nuestros països.
  10. Fuente Ovejuna; Lope de Vega (1613): Por todos es conocida la frase “¡en Fuente Ovejuna todos a una!”. Pero más allá de conocer la frase y entender su significado, no está de más conocer de primera mano los clásicos de nuestra literatura. En este sentido, estaré eternamente agradecido a dos profesoras de lengua que tuve en el instituto, Eli y María, porque ellas me hicieron darme cuenta de que los clásicos no son interesantes solo por su valor artístico o estético, sino porque siempre podemos extraer algo en dos sentidos: a) para entender mejor la sociedad de la época histórica; y b) para entender mejor la sociedad actual. Y básicamente por eso Fuente Ovejuna es útil, porque nos enseña de dónde venimos. Lope intenta demostrar a partir de su comedia, que la colectividad es depositaria del derecho de resistencia y que, si la jerarquía pierde su legitimidad, la colectividad hace uso de aquél y restablece el orden. Sobre todo por esto, pero también por más cosas, este relato sigue siendo tan actual como entonces, y aunque suene muy tópico, esto es así.