Ha ganado Donald Trump, ¿por qué? Ha conseguido llegar a la gente corriente; tiene un discurso anti-establishment e incluso ha podido representar el efecto “cara nueva”, al menos en contraste con Hillary Clinton

 

El mundo está conmocionado con lo sucedido en las elecciones presidenciales en EEUU. ¿Cómo se puede entender que un magnate megalómano bufo y autoritario haya podido ganar? Es muy temprano todavía para sacar conclusiones. Hay apuntes, motivos, que luego en estudios más profundos pueden terminar por conformar una interpretación más global.

 

Pinceladas para un futuro análisis sosegado

“Autoritarismo bufonesco”

Para empezar cuando tecleas “Donald Trump” en google, la tercera opción que se le plantea a uno como propuesta de búsqueda (al menos en mi jocoso ordenador) es la palabra: ”memes”; “Donald Trump Memes”. Eso tiene que ver con Berlusconi. Tiene que ver con lo que Zizek llama “el autoritarismo bufonesco”, que no es otra cosa que echarte unas risas por no llorar con las políticas y formas del personaje en cuestión. Tiene que ver con el cinismo también(la ideología de occidente ahora mismo). Zizek dixit.

 

“Discurso anti-élites”

Ha sabido canalizar una desafección general en todo occidente con las clases dirigentes. Desde el libro de Gian Antonio Stella y Serrgio Rizzo del 2008, “La casta”, hay una sensación de que los políticos se han convertido en una aristocracia inamovible que genera corrupción, nepotismo, clientelismo, abuso de poder y despilfarro. Todo este malestar general, esta falta de credibilidad en lo institucional puede canalizarse como un fenómeno “anti-político”, contra la política en general. De ahí que “Yo no soy un político. Los políticos no actúan. Yo soy el contrario”, haya sido una de sus máximas. El discurso “anti-élites” ha sido un discurso también anti-establishment[1]. Esto lo ha sustentado con alguna propuesta concreta como la de frenar el TTIP.

 

Movilización contra “lo externo”

Trump ha conseguido movilizar a los suyos, que en gran parte son la sociedad blanca, contra el enemigo. Contra “lo externo”. Por arriba: el capitalismo representado en el establishment, y este simbolizado por Hilary Clinton; Debajo, o en los márgenes: los inmigrantes. No hay duda de que Trump ha conseguido llegar a la gente convencional. A los ciudadanos que tienen poco, que entre lo poco que tienen se cuenta el hecho de ser blanco. Pues el racismo manifiesta una concepción simbólica de la realidad, una jerarquía donde la gente común puede encontrar algo con lo que sentirse parte de una comunidad(de blancos, de un país, de EEUU – algo que a mi entender Trump ha fusionado o ha hecho ir forzosamente de la mano en su concepción simbólica del orden social). Así pues, cuando se critica la roñosa actitud xenófoba de Trump, hay que entender que el racismo tiene que ver con el sentimiento de formar parte de una comunidad y que precisamente esto está en crisis en una época que ya no sé si podría llamarse posmoderna. La posición ética de rechazo de la xenofobia es indiscutible, la comprensión de la lógica del racismo “lepenista” es imprescindible.

En el mismo punto querría destacar una estadística que dice que el 4% de la población piensa que Barack Obama es un reptiliano. Puede parecer un dato estrafalario que no tiene nada que ver con lo que aquí se cuenta pero la verdad es que cuando uno no se siente parte de una comunidad, cuando no entiende la realidad en la que debe habitar, pueden aparecer teorías conspiranoicas. Este fenómeno, en primer lugar, hace que mucha gente vea inútil la participación política porque ”el poder real está en otra parte”. Trump también ha difundido ideas conspiranoicas como cuando dijo que se iban a manipular las elecciones a favor de Hilary. A veces, estas teorías esotéricas tienen un hilo político.

 

[1] Wikipedia define el establishment como “el término inglés usado para referirse al grupo dominante visible o élite que ostenta el poder o la autoridad en una nación. Sugiere un cerrado grupo social que selecciona a sus propios miembros (opuesto a la selección por herencia, méritos o elecciones) y puede ser usado para describir estructuras específicas de élite arraigadas en algunas instituciones.