“Es un gesto casi heroico que una Escuela organizada por una asociación juvenil con muy pocos recursos, pero sobrada de compromiso y entusiasmo, le haya disputado la visibilidad y la iniciativa política a otra financiada por el Ayuntamiento de la ciudad más grande de Asturias”

David Sánchez Piñeiro (@sanchezp_david)

Es el segundo año consecutivo en que los debates planteados en el seno del feminismo asturiano trascienden su origen geográfico y se proyectan en la agenda nacional. En 2019 algunas intervenciones pronunciadas en la Escuela Rosario Acuña de Gijón, coordinada por la filósofa Amelia Valcárcel y respaldada generosamente por el Ayuntamiento de la ciudad, recibieron un aluvión de críticas en redes sociales por una serie de comentarios desconsiderados y faltosos hacia las personas transexuales. Este primer fin de semana de julio de 2020, la Asamblea Moza d’Asturies (AMA) decidió organizar una Escuela de Pensamiento Feminista que, a diferencia de la Rosario Acuña, tuviese un enfoque respetuoso con los derechos de las personas trans y entendiese el feminismo como un movimiento político inclusivo y no esencialista que debe abrirse y articular sus demandas con las de otros colectivos que también sufren discriminaciones estructurales. En definitiva, un feminismo para todas, tal y como rezaba el lema de la propia Escuela.

La voluntad de la Asamblea Moza d’Asturies de abrir un espacio político alternativo dentro del feminismo en el que se pudiesen escuchar voces que habitualmente no son tenidas en cuenta fue reforzada por la propia Amelia Valcárcel unos días antes de la celebración de la Escuela, cuando respondió en redes a una invitación para debatir que le hizo llegar el colectivo joven afirmando que sería para ella “un placer y un honor contribuir en la medida de nuestras fuerzas a vuestro desasne”. (La misma Amelia Valcárcel que utilizó la semana pasada otra metáfora équida para alertar acerca de los peligrosos “caballos de Troya llenos de guerreros aqueos” que acechan al movimiento feminista). AMA Asturies no desaprovechó la oportunidad de darle la vuelta a una descalificación tan grosera y elitista e inmediatamente hizo suyo el lema “Desásname o apriétame más fuerte” (parafraseando la famosa canción de Mónica Naranjo), que incluso comenzó a aparecer en carteles acompañado por la divertida imagen de un “burricornio” LGBTIQ+.

La Escuela de Pensamiento Feminista de AMA Asturies se celebró finalmente los días 4 y 5 de julio, con tres mesas de debate que fueron retransmitidas online a través de Youtube (que ya suman miles de visualizaciones en la plataforma) y proyectadas en directo en varios espacios físicos de las principales ciudades asturianas (Uviéu, Xixón y Avilés), donde fueron seguidas con expectación por varias decenas de personas. Los días anteriores a la celebración de la Escuela, un grupo de dirigentes feministas y académicas latinoamericanas entre las que se encontraban Victoria Freire (Argentina), Karina Oliva (Chile), Noelia Figueroa (Argentina), Lucía Alvites (Perú) y Julia Expósito (Argentina), hicieron llegar su apoyo internacionalista a través de mensajes de vídeo a las compañeras de AMA Asturies.  

La primera de las mesas de debate fue moderada por Sara Combarros y llevaba por título “Debates feministas sobre la sexualidad” y en ella participaron Clara Serra, filósofa, ex-diputada en la Asamblea de Madrid y autora de los libros Leonas y zorras y Manual ultravioleta y Cristina Garaizabal, psicóloga clínica experta en el acompañamiento terapéutico de personas trans e impulsora del Colectivo Hetaira en defensa de los derechos de las trabajadoras sexuales. Garaizabal comenzó su intervención señalando que algunos de los debates feministas actuales, lejos de ser nuevos, ya estaban planteados hace varias décadas. Así, explicó que en el año 1982 las feministas prosexo intentaron organizar una conferencia en EEUU que finalmente fue prohibida. Creían que el feminismo debía aumentar el placer y la alegría de las mujeres y no solo reducir sus desgracias. En esa misma época el movimiento antipornografía llegó incluso a establecer alianzas con el gobierno conservador de Ronald Reagan para sacar adelante una ley muy restrictiva que penalizaba la pornografía. Serra profundizó en la misma idea, esta vez trasladándola a nuestro país, y dijo que “ya en los 80 se daban muchos de los debates que emergen en nuestro contexto, aunque [entonces] las feministas no se pelearan por un Ministerio”. 

Garaizabal criticó también que para el feminismo dominante la diversidad es considerada muchas veces o bien como un invento o bien como una amenaza y rechazó la dicotomía que pretende establecer una división entre buenas y malas mujeres e incluir en esta segunda categoría, por ejemplo, a aquellas que como ella defienden los derechos de las trabajadoras del sexo. Estas posiciones identitarias terminan por excluir del feminismo a todos los hombres, a las mujeres trans, a las mujeres a las que les gusta el sexo, etc. Todo lo que no encaja con su visión homogénea del feminismo es etiquetado como una posición patriarcal y “con las representantes del patriarcado no se discute, se las desasna”. En relación con la polémica sobre el borrado o desdibujamiento de las mujeres, Serra explicó que “el feminismo tiene que sospechar del dibujamiento” y que las posiciones posestructuralistas, críticas o queer que desdibujan el sujeto del feminismo son positivas porque “combaten el riesgo de esencializar identidades que son una trampa mortal para las mujeres”. Serra concluyó lamentando que la proliferación de “muñecos de paja y teorías conspiranoicas absurdas” impiden abrir algunos debates interesantes dentro del feminismo. 

El tema de la segunda mesa fue “Un feminismo más allá de la identidad” y contó con tres ponentes: Miquel Missé, sociólogo y activista trans, investigador y formador en el ámbito de las políticas públicas por la diversidad sexual y de género; Paloma Uría, profesora, escritora y política ovetense y Georgina Orellano, trabajadora sexual feminista y secretaria general de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR), que fueron moderadas por Janni Rozada. Según Paloma Uría (que no pudo completar su intervención debido a problemas técnicos) algunas feministas iniciaron un tránsito desde un constructivismo social en el que las identidades no son innatas hacia “una idea de identidad bastante esencialista”. 

En directo desde el otro lado del océano Atlántico, la argentina Georgina Orellano dejó claro hablando en primera persona que las trabajadoras sexuales “no romantizamos la prostitución, somos las primeras que criticamos  las formas en las que tenemos que llevar a cabo nuestro trabajo: en la clandestinidad y con falta de derechos”. Tras resaltar lo importante que es que su organización (AMMAR) forme parte de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), Orellano afirmó que “ciertos sectores del feminismo se equivocan muchísimo cuando intentan reproducir un montón de estereotipos sobre la violencia sexual y olvidan que vivimos en una sociedad capitalista” y que el trabajo sexual no es el único trabajo indigno. Por último, recordó que a pesar de la aprobación de la Ley de Identidad de Género en su país, la situación de sus compañeras travestis-trans sigue siendo muy difícil porque “la ley no fue acompañada de transformaciones sociales” y “la batalla cultural todavía es una deuda”. A pesar de lo anterior, Orellano mencionó que en Argentina “el peronismo ha dado muchísimas herramientas a los trabajadores y a los sectores populares”.

Algunas intervenciones de Miquel Missé fueron recibidas con aplausos en los espacios físicos habilitados para seguir las charlas. En primer lugar, el autor de A la conquista del cuerpo equivocado [reseñado en nuestro último número en papel] quiso aclarar que “el conflicto actual es un conflicto entre tradiciones del feminismo, no un conflicto entre la gente trans y las feministas”. Missé también pidió abandonar el corporativismo trans porque “ni por ser trans tenemos necesariamente razón, ni tenemos que estar necesariamente de acuerdo con otra gente trans” y señaló que “no hay que defender lo trans por lo trans, sino porque la gente trans sufre vulneraciones de derechos graves”. Finalmente apostó por un feminismo que interpele también a los hombres, porque es importante que haya “referentes y discursos feministas que validen algunas formas de ser un hombre”. 

La mesa de cierre contó con Soraya Calvo, doctora en Educación, sexóloga y especialista en educación sexual, TIC y género, y María Rodríguez, doctora en Género y Diversidad, educadora sexual y mediadora del Conseyu de la Mocedá del Principáu d’Asturies (CMPA). Ambas debatieron sobre “Placeres y fantasías como herramientas feministas” moderadas por Xana Ebrecht. Tanto María Rodríguez como Soraya Calvo hicieron hincapié en la necesidad de separar el terreno de la imaginación y de las fantasías del terreno de la realidad. En este sentido, la primera afirmó que “no podemos juzgar las fantasías, las sexualidades o los deseos de las demás”, aunque al mismo tiempo reconoció que “la mayor parte del porno que consumen las personas adolescentes es coitocéntrico y heterocentrado y genera un imaginario que no aborda la cotidianeidad de las relaciones eróticas”.

Rodríguez añadió que le parece un error pensar que los problemas de la juventud con la sexualidad únicamente tienen que ver con el porno y que “la respuesta a la pornografía hegemónica no es la censura, es la educación sexual y la generación de nuevos imaginarios” a través de los cuales las mujeres se puedan autorrepresentar. Calvo se refirió a su experiencia laboral y se quejó de que con la LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa) “todo el espacio para hablar de sexualidad en las aulas se ha limitado al voluntarismo de algunos equipos directivos”. Calvo también reclamó  una política educativa que incorpore la educación sexual con perspectiva feminista como parte de una asignatura obligatoria y con contenido evaluable. 

En el espacio intermedio entre la última mesa de debate y el cierre de la Escuela, Melissa Cicchetti realizó un breve discurso sobre “Un feminismo no payo para todas”, con el objetivo de “proponer nuevos referentes para las jóvenes gitanas feministas de hoy en día, buscar alianzas y crear un horizonte feminista y gitano inclusivo”. También recordó que “si hay algo que nos han enseñado tanto años de subalternidad y de representación como víctimas es la empatía con todo aquello que se quede fuera del sistema normativo”. 

El cierre de la Escuela de Pensamiento Feminista corrió a cargo de Xana Ebrecht y de la propia Melissa Cicchetti, que pusieron en valor la Escuela como un ejemplo de que es posible discutir sobre estrategia política desde los cuidados y la sororidad. También agradecieron a todas las ponentes su participación y a todas las personas que siguieron en directo las jornadas desde los espacios físicos y virtuales (también desde varios países de Latinoamérica como Argentina, Chile, Perú, Venezuela y Colombia) y que contribuyeron a los debates con preguntas y comentarios. Las últimas palabras fueron también de agradecimiento y reconocimiento hacia la militancia de AMA Asturies y toda la gente que dedicó muchísimas horas de forma desinteresada para que estas jornadas formativas se pudiesen celebrar. Al fin y al cabo, es un gesto casi heroico que una Escuela organizada por una asociación juvenil con muy pocos recursos, pero sobrada de compromiso y entusiasmo, le haya disputado la visibilidad y la iniciativa política a otra financiada por el Ayuntamiento de la ciudad más grande de Asturias. Las organizadoras finalizaron su intervención anunciando que esta Escuela de Pensamiento Feminista solo ha sido la primera de muchas.