Por Alberto Tena 

A pesar de que la extensión de los nuevos partidos populistas de derechas en Europa no es una novedad, y que tampoco es inédito que la Lega ocupe puestos de gobierno, sí que hay elementos en Italia que nos deben llevar a la reflexión. Por primera vez se ha impuesto de manera radical el eje soberanista (o populista) a la hora de conformar las alianzas para un nuevo gobierno. El papel que ha jugado en este sentido el M5S como un verdadero partido post-ideológico (con el profundo sentido precisamente ideológico que esto tiene) y la práctica desaparición como fuerza política y social de la izquierda en la mayoría de sus variantes (si no en la más liberal y pro-estáblishment), nos ha dejado en una situación entre la estupefacción y el miedo a los peores fantasmas del siglo XX. La formulación en este texto de algunas preguntas en forma de hipótesis afirmativas quiere buscar nuevas herramientas para la interpretación y la intervención política.

1. Lo que está sucediendo en Italia es lo más parecido que tenemos a lo que entendemos de forma profunda como una crisis orgánica. Esto es lo que expresaba la famosa frase de Gramsci que no por repetida deja de ser explicativa: “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos.”. La palabra “monstruos” no hace referencia solo a que sea algo horripilante, si a no su difícil comprensión precisamente por encontrarse ahí en medio, entre dos mundos. Cuando un mundo muere también mueren sus categorías de análisis de la realidad y ese mundo nuevo también requiere generar nuevas categorías para definirlo. Hasta ahora la mayoría de nuestras élites intelectuales y políticas, especialmente en Europa, han decidido llamar a todo eso que se escapa de su mundo con un nombre: populismos.

2. En Italia existe una discusión eterna sobre la historicidad del fascismo, su diferencia con la extrema-derecha y la derecha conservadora y sobre cuáles serían sus elementos definitorios que podríamos identificar en otro espacio (¿qué han tenido en común todos los fascismos?) y tiempo (¿cuándo podemos llamar a un régimen fascista?). Los paralelismos sobre la situación actual con la primera mitad del siglo XX en Europa son cada vez más. Se compara la política nacional, la internacional, la economía y se utiliza en muchos países de Europa (en España está pasando recientemente con los apoyos del nuevo gobierno socialista). Obviamente parece difícil que se pueda repetir en Italia un fenómeno con todas las características, por ejemplo, estéticas de del fascismo de los años 20 del siglo pasado ya que, por ahora, los debates se mueve siempre dentro de unos rangos democráticos y no existe ese ethos militarista heredado de la primera guerra mundial. A pesar de esto, sí que creo que hay algo de ese debate que es rescatable y que está muy dentro del ideario político de la Lega desde sus orígenes como partido regionalista: la construcción de una idea de comunidad política absolutamente excluyente en términos de un esencialismo cultural (característica que obviamente no es exclusiva del fascismo pero sí que representa uno de los puntos de su fantasma).

3. Hoy en día, este tipo de proyecto de comunidad no es solo éticamente deplorable si no que implica un horizonte de conflictividad política incompatible con la realidad económica, demográfica y geopolítica en la que vivimos actualmente. La construcción de una identidad nacional, de una idea de que es ser italiano y de cuales son problemas que afectan a esta comunidad, absolutamente suicida en el largo plazo. Ver aquí el problema creo que nos permite por un lado entender, por ejemplo, el debate sobre la inmigración como síntoma y no como problema en sí mismo, y por el otro empatizar en relación con los problemas que tenemos en España en este sentido. En el conflicto entre las ideas de nación de Cataluña y España permanece irresuelta una pregunta conflictiva que atraviesa a ambos nacionalismos: ¿Cómo construir una comunidad nacional que contemplen y respeten la pluralidad y diversidad en su interior? En nuestro país se están dando también debates muy relevantes sobre la feminización de la política que precisamente piensan sobre cómo construir sujetos universales como la nación o la soberanía pero que sean capaces de contener la diversidad y multiplicidad en su interior sin que resulte conflictivo.

4. A pesar de haber buscado aquí su espacio político, la izquierda institucional Italiana, el PD y LeU, no son una respuesta o alternativa a la gestión de la inmigración y a este tipo de construcción de la identidad nacional. Con matices basculan en su respuesta entre un “buenismo” en el que se presenta una imagen infantilizada de las personas migrantes que debiera de inspirarnos ternura en tanto que no son malas personas y no en tanto que personas, y el ejercicio de un cinismo de la Real Politik de los acuerdos con carceleros en el norte de África. Tampoco son una respuesta al problema social y a la sensación de inseguridad y miedo generalizado que está acompañando la degradación gradual de las instituciones y la economía del país. El PD ahora mismo es la encarnación de todos los problemas heredados de la primera república (su propia composición es la de los restos del PCI y de la DC, sus dos pilares) además de ser los defensores de la intervención de los mercados en la democracias nacionales y del europeísmo más anti-democrático. Hay una parte del voto al PD que es un voto de seriedad y solvencia en estos mismos términos, y por tanto no es ideológico en términos de izquierdas, simplemente se trataría de un partido más eficiente y serio a la hora de mantener a los inmigrantes bajo control y gestionar el país que “el populismo”.

5. El antifascismo militante, como lo hemos visto en Grecia contra Alba Dorada, es un debate que se debe de reactivar. En Italia hay un sustrato muy articulado de movimiento sociales vinculado a organizaciones y partidos de extrema derecha (los más conocidos son Casa Pund, inspiradores de nuestro Hogar Social) que están apoyando a este gobierno y que quieren influir en su agenda. Las agresiones a ciudadanos Italianos de origen migrante a mayor o menor escala es constante desde hace unos años, el asesinato hace unas semanas de un sindicalista jornalero en Calabria y el silencio institucional que le ha seguido es solo un síntoma más de este clima. Dicho esto, si asumimos los análisis de los puntos anteriores, el antifascismo militante como práctica política es impotente frente a un sentimiento generalizado de pertenecer a una comunidad que está siendo golpeada por personas provenientes de otros países. El problema de la construcción de una alternativa política de construcción de identidad nacional bajo parámetros no esencialistas sigue presente y debe de ser abordada al mismo tiempo. Un lugar relevante desde donde hablar del país y de la comunidad que representa, pero articulando esta identidad en términos democráticos y de rechazo a los que de verdad han estado ganando con todo esto. Sin esto, es muy difícil no imaginar que ese espacio político se siga ensanchando (entre otras razones porque es lo que ha pasado hasta ahora).

6. El nivel exclusivamente político es más fácil de percibir a través de medios y periódicos pero es solo una parte de lo que está sucediendo. El soberanismo y la idea de construcción nacional de este nuevo gobierno promueve una visión que es compartida por amplias capas de la población, estratos sociales que durante años habían habitado la placa tectónica del Berlusconismo.

7. No minusvaloremos el desconcierto y la dificultad de encontrar las palabras para clasificar lo que está sucediendo, esto es un síntoma en sí mismo. El gobierno M5S-Lega representa un nuevo espacio de consensos dominantes en el país. Después de 25 años de Berlusconismo (y anti-Berlusconismo) este gobierno certifica la consolidación de nuevos modos de entender la realidad respecto al período de 1945-75 que tan puntualmente puso fin Italia con Tangentópoli y la reorganización de su sistema político. Este gobierno representa también la posibilidad de un nuevo bloque histórico en el sentido de un nuevo conjunto de actores sociales y políticos que pueden empezar a conformar un nuevo bloque de poder hegemónico en el país. Y aquí también entendiendo hegemónico en el sentido concreto en el que lo entiende Gramsci. No es solo que estas sean las fuerzas que ganan elecciones, son las fuerzas que consiguen presentarse como las representantes de un determinado sentido común de época. Dentro de este bloque hay contradicciones y diferencias de todo tipo en un nivel, para entendernos, como podría ser el del Peronismo en Argentina. Pero hay un nuevo mapa, una nueva estética, nuevos símbolos nuevas formas de poner en movimiento a las sociedades.

8. Hay que leer el momento político dentro del imaginario y los humores que ha puesto en marcha el M5S. Es importante insistir en que es el verdadero elemento novedoso de este gobierno y prácticamente dobla en votos a la Lega (que ya ha gobernado en Italia más veces, incluido el Ministerio del Interior). El M5s es un partido nacido en 2009 y está totalmente impregnado de los relatos de la crisis económica y su impacto social, del mismo modo que de las nuevas tecnologías de la comunicación e información y sus variantes tecno-políticas. Cuando amenazas a los mercados haciendo un Facebook live, no es solo el contenido de lo que dices lo que es político, lo es también la forma y los canales por donde este llega. El sistema de circulación de la información paralelo al de los grandes medios que ha construido a través de la red el M5S opera también en esta lógica de construcción de un nuevo bloque “mediático” y de polarización de las percepciones. El M5S en especial, ha encontrado una vía de información y de construcción de un campo mediático que está fuera de los circuitos de los periódicos y los medios tradicionales (muy deteriorados en Italia tras el Berlusconismo).

9. El principal problema político de la UE es el permanente choque entre soberanías nacionales con la arquitectura tecnocrática de Bruselas. Y este es un problema que solo puede resolverse desde las soberanías nacionales para así, mutar hacía un nuevo modelo de gobernanza que ataje la crisis de legitimidad de la Comisión y que presente un contrapeso a una idea de Europa autoritaria y cerrada sobre sí misma. Aunque la situación del sistema de gobernanza económica en Europa tiene diferentes niveles con diferentes grados de autonomía, cuando aparecen momentos de construcción política en alguno de los países en clave de soberanía, estas directamente son percibidas como un peligro el Path Dependence de la Unión y esta interviene de la mano de los mercados. De la mano, habría que desterrar la imagen de los mercados como titiriteros de la Unión Europea, hay más bien una simbiosis entre ambos espacios, pero es el Consejo (la institución integrada por los jefes de estado o de Gobierno) sigue siendo un espacio con una relevancia fundamental a la hora de pilotar lo que sucede.

10. El M5S ha sido una respuesta a una serie de demandas que tradicionalmente había vehiculado la izquierda. Todas las respuestas que únicamente fijen su atención en señalar al M5S como una campaña de márketing para engañar a los italianos es inútil y deja fuera este aspecto fundamental (derivado también de lo comentado en el punto 4). Estos análisis son la marca del mayor error del anti-berlusconismo y elitismo cultural de la izquierda italiana.  Que el primer acto como ministro del trabajo de Di Maio haya sido juntarse con los corredores de Deliveroo no es un aspecto secundario y casual de la posición del M5S. Hay una intención explícita de hacerse cargo de los problemas que suceden en el mundo del trabajo actual y de muchos de los temas tradicionalmente privilegiados por la izquierda. Esto no significa que sean de izquierdas, pero sí que ocupan su espacio y organizan la interpretación de los problemas y sentimientos a los que tradicionalmente daba una respuesta la izquierda (incluido el sentimiento de hastío y de necesidad de un cambio radical de la sociedad).

En definitiva. El problema en Italia es el problema en Europa y es el problema que tenemos en España también con formas diferentes. Como construir una identidad colectiva, de quienes nos consideramos de una misma comunidad sigue siendo el problema fundamental de la política. Construir identidades que no renuncien a disputar la soberanía, como condición de la potencia de ser demos y kratos de un país, pero donde quepa la diversidad  de una comunidad que no se cierra en sí misma para devorarse entre pobres.